La voz
La voz es el canal fundamental en la oratoria y a pesar de que es importante que un discurso esté bien preparado es igualmente necesario que cuando el orador hable frente al público lo haga con una buena voz, es decir, de forma clara, comprensible, con la intensidad y el ritmo adecuados para una buena comunicación y lograr los resultados esperados. Una buena voz facilita la tarea del orador, por lo tanto deberá cultivarla y fortificarla. Se pueden distinguir tres elementos esenciales en la voz: el tono, la intensidad y el timbre.
El tono y el volumen
El tono es el modo de decir las cosas. Cambiar el tono de la voz permite enfatizar los puntos clave y llamar la atención del público, pero estas variaciones de voz deben ser naturales y no se debe debe confundir con hablar más alto o más bajo, porque se puede caer en la monotonía. Por ejemplo, es subirlo si quiere recalcar algo, bajar cuando es una especie de confidencia o para expresar un sentimiento, es decir, adecuarlo a lo que se va diciendo.
La intensidad de la voz que debe emplearse depende del tamaño y la acústica de la sala, de la cantidad de público y la distancia física entre este y el orador, de los ruidos ambientales y se requiere medios técnicos para amplificación del sonido, si se utilizara, es importante hacer pruebas previas de sonido para adecuar la voz, el equipo y la posición del micrófono.
El timbre y la dicción
¿Cómo leerías la siguiente frase para que todos tus compañeros te escucharan?