Resumen

Al poca rato de estar jugando vino un militar y le dijo que si quería una perrona(una moneda de 5 céntimos).
El le dijo que si la quería tenia que levantar la mano y gritar"¡arriba España!"

El militar se enfadó y le tiró las canicas escaleras abajo y le dijo que así ya tendría trabajo.

Días después explotó la guerra en España y se fueron a vivir al Refugio Infantil.

Visto esto, Oreyo decidió montarse unos patines para poder ir por Gijón mucho más rápido.

No tardo una hora en volver, y cuando cruzó la puerta estaba pálido y muy serio. La madre de los chicos lo entendió enseguida y se puso a llorar.

Un día que ellos fueron a la playa, unos aviones nazis bombardearon la ciudad, y en la playa un caza les disparó desde el aire. Todos salieron bien parados y el tiroteo desenterró una de las canicas de Abel.

Antes de irse, el padre le da a Abel una perrona, que hace un collar con ella y se la cuelga del cuello para no perderla.

Cuando llegaron a su destino, les recibieron como a héroes y después les alojaron en un hotel para pasar la cuarentena.

Allí se enteraron de que la guerra había terminado en España con el peor resultado posible.

Allí pasaron unos inviernos muy duros, tanto que algunos niños murieron.