El etnólogo en ejercicio es aquel que se
encuentra en alguna parte (su aquí del
momento) y que describe lo que observa o lo
que oye en ese mismo momento.
interrogamos m�s tarde acerca de la calidad de su
observaci�n y acerca de las intenciones, los prejuicios o los
otros factores que condicionan la producci�n de su texto:
queda el hecho de que toda etnología supone un testigo
directo de una actualidad presente.
el etnólogo y su que hacer
necesita circunscribir aproximativamente los
límites de un grupo que él va a conocer y que lo
reconocerá
La representatividad del grupo elegido es otra: se
trata en efecto de saber lo que nos dicen aquellos a
quienes hablamos y vemos acerca de aquellos a
quienes no hablamos ni vemos
actividad de agrimensor social, de manipulador de
escalas, de comparador de poca monta: fabrica un
universo significante explorando, si es necesario por
medio de rápidas investigaciones, universos
intermediarios, o consultando, como historiador, los
documentos utilizables
la preocupación del etnólogo por situar el objeto
empírico de su investigación, por evaluar su
representatividad cualitativa, pues aquí no se trata, para
hablar con propiedad, de seleccionar muestras
estadísticamente representativas sino de establecer si lo
que vale para un linaje vale también para otro, si lo que
vale para un poblado, vale para otros
el etnólogo se siente evidentemente muy tentado
a identificar a aquellos que estudia con el paisaje
donde los descubre y con el espacio al que ellos le
dieron una forma, tampoco ignora más que ellos
las vicisitudes de su historia, su movilidad, la
multiplicidad de los espacios a los que se refieren y
la fluctuación de sus fronteras.
la cuestión
del otro
la representación del individuo es una
construcción social, toda representación del
individuo es necesariamente una
representación del vínculo social que le es
consustancial.
el otro íntimo, por último, que no se confunde
con el anterior, que está presente en el corazón
de todos los sistemas de pensamiento, y 14 cuya
representación, universal, responde al hecho de
que la individualidad absoluta es impensable:
el otro social: el otro interno con
referencia al cual se instituye un sistema
de diferencias que comienza por la
división de los sexos pero que define
también, en términos familiares,
políticos, económicos, los lugares
respectivos de los unos y los otros, de
suerte que no es posible hablar de una
posición en el sistema
el otro de los otros, el otro étnico o
cultural, que se define con respecto a
un conjunto de otros que se suponen
idénticos, un "ellos" generalmente
resumido por un nombre de etnia
el otro exótico que se define con
respecto a un "nosotros" que se supone
idéntico (nosotros franceses, europeos,
occidentales);
cultura e individualidad
Las culturas "trabajan" como la
madera verde y no constituyen nunca
totalidades acabadas
los individuos, por simples que se los
imagine, no lo son nunca lo bastante
como para no situarse con respecto al
orden que les asigna un lugar: no
expresan la totalidad sino bajo un cierto
ángulo.
en la definición de lugar antropológico,
comprobaremos que es ante todo algo
geométrico.
la línea
de itinerarios, de ejes o de caminos que
conducen de un lugar a otro y han sido
trazados por los hombres
la intersección
de líneas
encrucijadas y de lugares donde los hombres se cruzan, se
encuentran y se reúnen, que fueron diseñados a veces con
enormes proporciones para satisfacer, especialmente en los
mercados, las necesidades del intercambio económico
punto de intersección
centros más o menos monumentales, sean religiosos o
políticos, construidos por ciertos hombres y que definen a
su vez un espacio y fronteras mas allá de las cuales otros
hombres se definen como otros con respecto a otros
centros y otros espacios.
La distinción entre lugares y no
lugares pasa por la oposición del
lugar con el espacio.
Si un lugar puede definirse como lugar de
identidad, relacional e histórico, un
espacio que no puede definirse ni como
espacio de identidad ni como relacional ni
como histórico, definirá un no lugar.
El lugar y el no lugar son más bien polaridades falsas:
el primero no queda nunca completamente borrado y
el segundo no se cumple nunca totalmente
espacio "existencial", lugar de una experiencia de relación con el
mundo de un ser esencialmente situado "en relación con un medio"
Pero los no lugares reales de la sobremodernidad, los que tomamos cuando
transitarnos por la autopista, hacemos las compras en el supermercado o esperamos
en un aeropuerto el próximo vuelo para Londres o Marsella, tienen de particular que
se definen también por las palabras o los textos que nos proponen: su modo de
empleo, en suma, que se expresa según los casos de modo prescriptivo ("tomar el
carril de la derecha"), prohibitivo ("prohibido fumar") o informativo ("usted entra en el
Beaujolais") y que recurre tanto a ideogramas más o menos explícitos y codificados
(los del código vial o los de las guías turísticas) como a la lengua natural.