Durante su actividad como líder
de los liberales, el coronel
Aureliano Buendía enfrenta un
total de 32 batallas, de las cuales
sale siempre perdedor.
Con el tiempo, Aureliano firma un
tratado de paz, tras el cual intenta
suicidarse. Regresa a Macondo, donde
pasará el resto de su vida haciendo y
rehaciendo pescaditos de oro.
Aureliano concibe 17 hijos de madres
diferentes. Uno de ellos, llamado
Aureliano Triste, promueve el tren a
Macondo, lo que activa el comercio y
permite la llegada de inventos como
el telégrafo y el cine.
Esto atrae la inversión de un grupo
extranjero en una plantación de
bananos.
La plantación genera la ilusión de prosperidad
del pueblo, pero una huelga de trabajadores
hará que todo esto acabe en una auténtica
masacre.
Los inversionistas, luego de haber
explotado el pueblo, se retiran con su
dinero y Macondo vuelve a la pobreza.
A partir de ese momento, el pueblo sufre lluvias
constantes por casi cinco años. Úrsula, la
matriarca centenaria que ha cuidado de toda la
familia, espera el fin de las lluvias para morir y
descansar el paz.
Durante los últimos tiempos de Úrsula,
nace Aureliano (Babilonia), el último
descendiente de los Buendía.
Aureliano es hijo natural de Meme y Mauricio Babilonia, un
aprendiz de mecánico que siempre es perseguido por un
enjambre de mariposas amarillas.
El Coronel aureliano Buendía fue una persona
muy poderosa, quien en lugar de luchar por
unos ideales peleaba por el poder.