Antonio Gramsci representa uno de los más
serios intentos que se han realizado en este
siglo por descubrir una concepción nueva de la
cultura.
Para Gramsci el problema antropológico se
plantea en función de la filosofía de la
praxis, la reflexión transformadora, que
tiene como punto de partida el análisis
dialéctico.
El hombre concebido como un . problema en
constante devenir, cuya esencia no puede ser
restringida ni a lo espiritual exclusivamente ni a lo
biológico.
Gramsci pregunta ¿Qué es el hombre?" y en
su respuesta sintetiza la nueva concepción
antropológica: El hombre es un proceso y
precisamente el proceso de sus actos.
La cultura concebida así asume una función
práctica unificadora, deja de ser una entelequia o el
objeto de sofisticadas descripciones, cobra vida y
puede ser identificada en su heterogeneidad.
Todos los hombres pertenecientes a una determinada
sociedad son actores y autores de la cultura que pro-duce
esa sociedad, son elementos de "un mismo clima cultural"
La conformación de una nueva cultura implica -según
Gramsci—, la necesidad de una lucha cultural, en la
cual el adversario no es negado ni aniquilado sino
superado.
El frente ideológico -dice Gramsci—, no puede compa-rarse
con un frente político-militar en el cual gana quien destruye
al ad-versario, puesto que la cultura es una totalidad en que
todos los miem-bros de la sociedad participan.
Establece una correcta diferenciación entre
lo popular y lo nacio-nal: no siempre lo
nacional es popular, en tanto que lo pupular
es siem-pre base indispensable de lo
nacional, no sólo cuantitativamente sino
cualitativamente.