Aristóteles, Ética, Libro 2. Naturaleza de la virtud ética
La virtud ética, un modo de ser de la recta acción
Existe dos tipos de virtudes
dianoética
Se origina y crece principalmente por la enseñanza, y por ello requiere experiencia y
tiempo.
ética
procede de la costumbre, como lo indica el nombre que varía ligeramente del de costumbre
ninguna de las virtudes éticas se produce »'en nosotros por naturaleza, puesto que ninguna cosa que
existe por naturaleza se modifica por costumbre
las virtudes no se produzcan ni por naturaleza ni contra naturaleza, sino que nuestro natural pueda
recibirlas y perfeccionarlas mediante la costumbre
El adquirir un modo de ser de tal o cual manera desde la juventud tiene no poca importancia, sino
muchísima, o mejor, total
La recta acción y la moderación
hemos de actuar de acuerdo con la recta razón es comúnmente aceptado y lo damos por supuesto
En lo relativo a las acciones y a la conveniencia no hay nada establecido, como tampoco en lo que atañe a la salud
la moderación y la virilidad se destruyen por el exceso y por el defecto, pero se conservan por el término
medio
La virtud referida a los placeres y dolores
Hay que considerar como una señal de los modos de ser el s placer o dolor que acompaña a las
acciones: pues el hombre que se abstiene de los placeres corporales y se complace en eso mismo es
moderado
La virtud moral, en efecto, se relaciona con los placeres y dolores, pues hacemos lo malo a causa del
placer, y nos apartamos del bien a causa del dolor. Por ello, debemos haber sido educados en cierto
modo desde jóvenes, como dice Platón, para podernos alegrar y dolernos como es debido, pues en
esto radica la buena educación.
Tal virtud tiende a hacer lo que es mejor con respecto al placer y al dolor, y el vicio hace lo contrario
siendo tres los objetos de preferencia y tres los de aversión
lo bello, lo conveniente y lo agradable
lo vergonzoso, lo perjudicial y lo penoso
el hombre bueno acierta en todas estas cosas, mientras el malo yerra, especialmente respecto del
placer.
Como dice Heráclito, es más difícil luchar con el placer que con la ira, y de lo que es más difícil uno
puede siempre adquirir un arte y una virtud.