El ambiente en la ciudad medieval

Se las consideraba un ambiente de paz, donde los viajeros encontraban seguridad.
1. La paz de las ciudades se aseguraba mediante murallas que protegían a los habitantes y sus actividades.
2. La ciudad se dividía en barrios, cada uno con su propia parroquia. Había pocas plazas, y en ellas funcionaban los mercados, y se hacían las representaciones de los artistas y los ajusticiamientos.
  1. Sin embargo, a menudo, las ciudades se vieron convulsionadas por luchas internas.
En el centro o cerca de una de sus puertas de acceso solía encontrarse la plaza del mercado, donde se desarrollaba la actividad comercial.
1. Entre los edificios urbanos se destacaban la iglesia, el palacio episcopal y, más tarde, el palacio comunal.
  1. El edificio más alto y destacado de la ciudad solía ser la catedral, que era la iglesia del obispo.
    1. En el centro o cerca de una de sus puertas de acceso solía encontrarse la plaza del mercado, donde se desarrollaba la actividad comercial.
      1. La mayoría de las casas eran de madera y se aglomeraban formando estrechos callejones. Por esta razón, cuando se desataba un incendio se expandía con rapidez de unas casas a otras y a menudo arrasaba barrios enteros.
El ambiente era muy insano. Muy pocas calles estaban empedradas, por lo que, en la mayoría de ellas, se caminaba sobre el barro.
1. Los animales domésticos (gallinas, cerdos, perros) también andaban sueltos.
2. No había alcantarillas ni un servicio regular que se dedicara a recoger la basura, y los desperdicios de las casas se arrojaban directamente a la calle desde las ventanas, mezclándose con el barro.
Al concentrar muchos habitantes en un solo lugar se produjo el agotamiento de las tierras de cultivo y la falta de alimentos
1. Se produjo hambruna y una gran cantidad de muertos. A ello hay que añadir la aparición de graves enfermedades infectocontagiosas o epidémicas, como las pestes. Tal es el caso de la conocida peste negra, que disminuyó notoriamente la población europea.
  1. La nariz era de medio pie de longitud, con la forma de un pico, rellena de perfume con sólo dos agujeros, uno en cada lado, próximos a los orificios nasales, pero que bastaban para respirar, cargando con el aire que uno inhalaba, la impresión de las drogas contenidas en el extremo del pico. Bajo el abrigo vestimos botas hechas de cuero marroquí (cuero de cabra), pantalones de piel fina que están amarrados desde el frente a dichas botas y una blusa de piel fina y manga corta, cuyo extremo inferior se introduce en los pantalones. El sombrero y los guantes también están hechos de la misma piel... con lentes sobre los ojos.

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