Lenaers: Despedirse del mundo de arriba

Se tiene la idea de que este mundo nuestro depende absolutamente de otro mundo, al que se lo piensa y representa de acuerdo al modelo nuestro. Significa que estaría gobernado por un Señor divino, lleno de poder.
1. La existencia de aquel otro mundo es un axioma
Este Señor Todopoderoso dicta leyes y prescripciones, vela por que éstas se cumplan con exactitud, amenaza, castiga y ocasionalmente perdona.
se sabe y conoce todo, hasta lo más recóndito. Cualquier conocimiento humano es inferior en comparación con aquél.
La buena voluntad, al menos latente, de aquel mundo de arriba fundamenta, a la vez, la esperanza de que -mediante plegarias humildes y dones- lograremos conseguir una parte de las innumerables cosas que necesitamos y no podemos alcanzar con nuestras propias fuerzas.
Heteronomía
1. Es un resumen muy simplificado, y por ello ligeramente deformado, de las representaciones cristianas tradicionales.
2. Heterónomo
  1. Nuestro mundo es completamente dependiente de aquel otro (en griego: héteros) que produce prescripciones (en griego: nomos) para el nuestro.
  2. Axioma
    1. Es y sigue siendo un punto de partida no obligatorio, que se elige libremente. Quien lo acepta, lo hace sólo porque le parece razonable y confiable. Lo mismo vale para la aceptación de la existencia del mundo paralelo.
  3. La humanidad ha pensado en forma heterónoma durante milenios.
Autonomía
1. Se acepta este otro mundo. la naturaleza sigue sus propias leyes, que la regularidad de las mismas puede calcularse, que se pueden prever sus consecuencias y también tomar precauciones en previsión de ellas.
2. leyes internas del cosmos excluían de hecho las intervenciones desde aquel otro mundo.
  1. El cosmos obedece a su propia (en griego: autós) melodía, sus propias leyes (en griego: nomos), es autónomo. Un nuevo axioma, opuesto al de la heteronomía, hacía su entrada y desplazaba poco a poco al antiguo.
    1. El nuevo axioma de la autonomía fue penetrando lentamente y casi siempre de manera inconsciente toda la cultura occidental
3. El ser humano pertenece también al mundo. Incluso se lo puede llamar (provisionalmente) el más alto grado del desarrollo cósmico
4. Modernidad
  1. Resultado de este gran oleaje echado a andar en la cultura occidental bajo el impulso del humanismo y de las ciencias.
    1. Pertenece también la llamada posmodernidad, la cual no es una negación ni una supresión de la modernidad, sino más bien su autocrítica
  2. La modernidad y la «muerte de Dios»
    1. La resistencia de la iglesia contra modos de ver que parecían naturales o evidentes a toda persona razonable, produjeron irritación en el humanismo moderno.
      1. La molestia que la institución eclesiástica produjo con esto dañó también al axioma que ella defendía
      2. «Dios» se vino abajo junto con él en la cultura moderna.
    2. La existencia de otro mundo que todo lo dirigía y a quien ella representaba con plenos poderes.
5. Encuentros
  1. Aquel otro mundo se hicieran cada vez más escasos, hasta que finalmente dejaron de darse.
    1. epidemias, terremotos, ataques epilépticos, sanaciones repentinas, estigmas, voces interiores, sueños, apariciones, visiones
Ateísmo y antiteísmo
1. Da pruebas de que el axioma de la autonomía no debe terminar necesariamente en la negación de Dios.
  1. factores históricos y por tanto casuales los que determinan el origen del ateísmo y especialmente las formas virulentas de antiteísmo.
2. El principal es el impacto negativo de una institución eclesiástica rígida.
  1. la iglesia negó la autonomía del cosmos que se hacía evidente a los ojos del espíritu moderno.
3. Según el conocido dicho de Lord Acton, observador agudo del Concilio Vaticano I y crítico acérrimo del dogma de la infalibilidad papal allí proclamado: El poder corrompe, y el poder absoluto corrompe absolutamente.
De la autonomía a la teonomía
1. Si la «muerte de Dios» fuera una consecuencia inevitable del pensamiento autónomo, ¿hay todavía lugar para Dios en este pensamiento? Ciertamente que hay un lugar para él.
2. La autonomía, lejos de conducir a la muerte de Dios, lleva irrecusablemente a la muerte de aquel insuficiente Dios-en-el-cielo, pues era ésta una representación humana del Dios que se revela en Jesús.
3. El ser humano de la modernidad, para quien no hay otro mundo ni de arriba ni de afuera
4. Los cristianos piensan que tales intervenciones son imposibles, no porque no haya Dios, sino porque El es el núcleo creador más profundo de aquel proceso cósmico.
5. Quien piensa en términos teonómicos, confiesa a Dios (en griego: theos) como la más profunda esencia de todas las cosas y por ello también como la ley (en griego: nomos) interna del cosmos y de la humanidad.

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