Psiconeuroinmunología

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Tema 14 Fundamentos de Psicobiología. Ángel Martínez Varea
Ángel Martínez Varea
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TEMA 14: Psiconeuroinmunología                                                                                                Psicobiología II cuatrimestre   De entre los múltiples sistemas que permiten que el individuo se relacione activamente con el medio que le rodea (sistemas sensoriales, efectores, endocrino, etc.), queda por estudiar el papel del sistema inmune, encargado de las respuestas de defensa. En un primer momento se creía que el sistema inmune era independiente del SN y autónomo, hecho que quedó desmentido al comprobar como situaciones de estrés provocaban cambios en el sistema inmune y que condujo al nacimiento de la disciplina de la psiconeuroinmunología. La psiconeuroinmunología estudia las interrelaciones que se establecen entre el SN, el sistema endocrino, sistema inmune y conducta como único sistema integrado de defensa.                                                                      Una visión general del sistema inmune. Dentro de las distintas funciones que realiza el cuerpo para el mantenimiento de la homeostasis está la respuesta inmune ante amenazas tanto externas (bacterias, hongos, virus y parásitos) como internas (células tumorales). El sistema inmune está formado por una serie de órganos llamados linfoides que se encuentran diseminados por todo el cuerpo y que actúan de forma integrada. Órganos linfoides primarios (timo y médula ósea): originan las células inmunitarias (glóbulos blancos o leucocitos) además de glóbulos rojos y plaquetas que abandonan los órganos linfoides primarios y circulan por todo el organismo formando parte de la sangre. Órganos linfoides secundarios formados por el sistema linfático, el bazo, el apéndice y las amígdalas y ciertos tejidos del tubo digestivo y de los pulmones. La respuesta que los distintos organismos dan ante agentes extraños se denomina respuesta inmune. Algunos seres vivos como las plantas, esponjas o insectos realizan una respuesta inmune inespecífica donde no hay un reconocimiento de los agentes extraños y provoca una respuesta rápida y común ante todos los organismos invasores. La respuesta que da nuestro organismo y la de la mayoría de los vertebrados ante un agente extraño es una respuesta inmune específica y adaptativa presentando defensas específicas para cada uno de los agentes extraños existiendo un mecanismo de reconocimiento del agente extraño y una respuesta concreta a éste. La respuesta inmune específica es más lenta por lo que ambas respuestas son útiles y se ponen en funcionamiento de forma integrada.   Respuesta inmune específica. Se produce cuando el cuerpo reconoce una molécula como extraña al organismo (antígeno) provocando una respuesta del sistema. Si las moléculas que normalmente no producen respuesta inmune y no son nocivas se convierten en antígenos se producen las alergias mientras que si el cuerpo considera antígenos moléculas propias del organismo se da una enfermedad autoinmune. La respuesta inmune específica se caracteriza por: Especifidad (reconoce particularmente un antígeno), eficacia (respuestas específicas eficaces para el antígeno) su memoria inmunológica (la exposición del organismo a un antígeno) lo protege durante toda la vida. Las células inmunitarias que provocan la respuesta inmunitaria específica son los linfocitos, existiendo dos tipos de respuestas en función de las células que intervengan. Los linfocitos B o células B se originan en la médula ósea (Bone narrow) y su respuesta específica es la respuesta mediada por anticuerpos. Los linfocitos T o células T también se originan en la médula ósea, pero logran sus características gracias al timo y originan la respuesta mediada por células.   Respuesta mediada por anticuerpos (inmunidad humoral) Tiene lugar en los líquidos corporales como la sangre y se produce debido a que los linfocitos B producen una serie de moléculas específicas (anticuerpos) que atacan al antígeno. Los anticuerpos reconocen de forma específica a los antígenos (complejo antígeno/anticuerpo) siendo activos contra las bacterias, virus y sustancias tóxicas producidas por éstos y desencadenando distintos mecanismos para eliminar al invasor. Ejemplo de respuesta inmune mediada por anticuerpos: grupo sanguíneo. La respuesta inmune comienza con los linfocitos B con receptores específicos en su membrana que reconocen un antígeno determinado. Cuando el linfocito B reconoce el antígeno se une a él activándose y sufriendo sucesivas divisiones dando origen a 2 células: células plasmáticas y células de memoria (ambas producen anticuerpos). Las células plasmáticas son las encargadas de la producción masiva de anticuerpos, teniendo un ciclo vital de unos pocos días. Las células de memoria no producen anticuerpos en un primer momento sino cuando son expuestas nuevamente al mismo antígeno ya que su ciclo vital puede ser igual al del organismo y es la encargada de la memoria inmunológica y de la eficacia de las vacunas. Respuesta mediada por células Algunos microorganismos infectan rápidamente el interior celular impidiendo que puedan ser detectadas por los anticuerpos por lo que el cuerpo necesita otro mecanismo para detectar las células infectadas (tuberculosis, malaria) El otro sistema de respuesta inmune es protagonizado por los linfocitos T y estos linfocitos solo son capaces de reconocer pequeños fragmentos del antígeno que quedan fuera de la célula infectada siendo una respuesta complementaria a los linfocitos B que reconocen los antígenos enteros libres. La respuesta inmune mediada por células requiere la presencia de células presentadoras de antígenos (macrófagos y linfocitos B) que muestran los fragmentos de antígeno a los linfocitos T mediante unas proteínas especializadas (proteínas CMH) que son reconocidas por los receptores de la superficie del linfocito T. Además de reconocer el antígeno los linfocitos T reconocen la célula como propia del organismo gracias al complejo mayor de histocompatibilidad (CMH) que en el ser humano recibe el nombre de antigénico leucocitario humano o HLA. Al igual que con los linfocitos B la activación de los linfocitos T produce divisiones sucesivas y transformación de las células hijas en células activas y células de memoria.     Interacciones entre el sistema nervioso, el sistema endocrino y el sistema inmune.   El sistema nervioso y el sistema endocrino como moduladores de la función inmune. Estudios comprobaron como lesiones en el hipotálamo (centro del sistema endocrino) producía cambios en el sistema inmune. Comunicación SN - Sistema Inmune. La presencia de fibras nerviosas simpáticas noradrenérgicas que hacen sinapsis en los órganos linfoides es la vía de comunicación entre el SN autónomo y el SN inmune. Además, las células del sistema inmune poseen también receptores noradrenérgicos. Comunicación Sistema endocrino – sistema inmune. El sistema neuroendocrino modifica la actividad del sistema inmune mediante la liberación de neurotransmisores (SN autónomo) y hormonas (sistema endocrino). Las hormonas libreadas por las distintas glándulas pueden llegar a los órganos linfoides donde las células inmunitarias presentan receptores hormonales para diversas hormonas. (ADTH, tiroides, prolactina, etc.) La unión hormona – célula inmunitaria puede tener un efecto positivo para el sistema inmune (activación gracias a la hormona del crecimiento) o poseer efecto inmunosupresor (glucocorticoides). Además de las dos vías descritas, las células nerviosas presentan receptores para otros neurotransmisores (serotonina, acetilcolina, dopamina) y los órganos linfoides presentan receptores para neuropéptidos (opioides) que podrían afectar la función del sistema inmune. El sistema inmune como modulador de la actividad del sistema nervioso y del sistema endocrino. A mediados de la década de los 70 se comprueba que la presentación de diversos antígenos produce efectos en el SN central ya que este tiene que responder mediante respuestas metabólicas, endocrinas y conductuales para el mantenimiento de la homeostasis. El responsable de esta comunicación es el hipotálamo. (sistema inmune – SN – sistema endocrino) La señal procedente del sistema inmune se inicia en las células inmunitarias que emiten una sustancia química para comunicarse entre ellas y actuar de manera coordinada: las citocinas. · Si la sustancia química es producida por los leucocitos se denomina interleucinas. · Si es liberada por los linfocitos se denomina linfocinas. · Si es liberada por los monocitos/macrófagos se llaman monocinas.       Las citocinas no se presentan exclusivamente en el sistema inmune pudiendo modular el funcionamiento del SN y del sistema endocrino, cambiando la función nerviosa y hormonal. Las citocinas actúan como mensajeros para transmitir información del sistema inmune el SN y al endocrino receptores de citocinas en ambos sistemas. Los receptores de citocinas se encuentran tanto en el hipotálamo como en las diversas glándulas del sistema endocrino pudiendo afectar directamente al eje hipotálamo – hipofisiario – adrenal. Este aumento de las hormonas provoca un efecto inmunosupresor que sería la respuesta del sistema inmune ante su excesiva actividad. Además de las citocinas las células del sistema inmune liberan péptidos, hormonas y neurotransmisores que no solo son sustancias del SN y el sistema endocrino, creando otra vía de comunicación entre el SN inmune, SN central y SN autónomo.   Interacciones entre el sistema inmune y la conducta   El sistema inmune como modulador de la conducta. Las citocinas regulan diversos aspectos de la conducta pudiendo producir disminución de la actividad general, malestar, disminución del apetito, ansiedad etc. (sickness behaviour). Estos síntomas comportamentales se encuentran regulados por las citocinas liberadas por las células inmunitarias ejerciendo una reorganización a nivel central del estado motivacional durante la enfermedad. Dicha reorganización del estado motivacional permite al cuerpo enfermo redistribuir sus recursos dirigiendo sus esfuerzos a enfrentarse a agentes extraños, dejando el resto de las conductas en un segundo plano. Las citocinas también pueden llegar a provocar desórdenes cognitivos y psiquiátricos muy variados que van desde el empeoramiento de la atención y memoria a delirios y psicosis. IL - 2 Síntomas depresivos. IL – 1 Aprendizaje y memoria. Todo esto parece indicar que las citocinas no solo participan en las funciones adaptativas del organismo cuando se activa el sistema inmune, sino que son sustancias químicas capaces de modular nuestro comportamiento. Modulación conductual de la función inmune. La respuesta del sistema inmune igualmente puede estar modulada por procesos de condicionamiento llegándose a registrar respuestas del sistema inmune ante estímulos neutros previamente condicionados. También el condicionamiento puede provocar la disminución del sistema inmune en un proceso de inmunosupresión condicionada pudiendo ser eficaz como tratamiento alternativo de enfermedades autoinmunes. Existe evidencia de alteraciones del sistema inmune en algunos trastornos psicopatológicos estando asociadas enfermedades psiquiátricas con estados de inmunosupresión y riesgo de padecer enfermedades (ejemplo: trastornos depresivos). Evidencia de la modulación conductual del sistema inmune se encuentra en los factores psicológicos y sociales que desempeñan un papel importante en la progresión de enfermedades como el cáncer. Las respuestas del organismo ante el estrés: un ejemplo de las interacciones entre la conducta, el sistema nervioso, el sistema endocrino y el sistema inmune. Acontecimientos psicosociales percibidos como estresantes pueden producir alteraciones del sistema inmune en el individuo existiendo mucha variabilidad en lo que cada individuo percibe como estresante. En situaciones de estrés puntual se ocasiona una activación del sistema inmune que cambia a inmunosupresión en caso de que el estrés sea intenso y prolongado que afecta a la respuesta inmune específica como a la inespecífica. ¿Cómo se produce el fenómeno de la inmunosupresión? Las situaciones de estrés activan el eje hipotalámico – hipofisiario – adrenal (HNA) que eleva la presencia de hormonas CRH, ACTH y glucocorticoides, así como una activación del SN simpático (que libera catecolaminas). La activación del eje HHA si se produce de manera prolongada, así como una activación del SN simpático (que libera catecolaminas) La activación del eje HHA si se produce de manera prolongada es la que provoca el estado de inmunosupresión para mantener la homeostasis (glucocorticoides). En situaciones de estrés también son liberadas hormonas como la prolactina y neuropéptidos como las endorfinas y las encefalinas que a dosis altas producen inmunosupresión.

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