Narraciones Creativas

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Escrito creados por mi pensar y sentir
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Opinión Que estudie y beba pa que se relaje. Mientras en Francia, Alemania, Suiza, por nombrar algunos países europeos, al frente de sus universidades hay cafés como espacios de tertulia para analizar, discutir y reflexionar los procesos académicos, en Colombia al frente de las universidades hay “parches” de alcohol.El parche Pilsen al frente de la Fundación Universitaria Luis Amigo, es el sitio el cual los estudiantes después de una semana académica, acuden allí, para reunirse con sus amigos y bajarle el estrés universitario, como lo expresa una estudiante de la facultad Comunicación Social “El sitio es requeté genial, después de tanta cosa en la semana, uno lo que quiere es poder relajarse un rato y pasarla bien con sus compañeros.”En el área hay demasiados locales comerciales juntos, esto hace que sea difícil percibir que canción, menos cuál es el establecimiento que la pone. Lo que llevaría a pensar ¿qué tanto dialogo académico puede haber en un lugar con tan volumen de su música tan alto?La venta de sustancias alcohólicas es un alto margen, pues al pasar al día siguiente cerca de los locales y sus alrededores, la basura de cajas de ron, aguentiente, botellas de cerveza son los elementos de decorativos de las aceras, generando un ambiente de desorden, que te llevan a pensar en las escenas presentadas mediante la rumba.El escenario de rumba no solo es al frente de la Luis Amigó, es una constante de casi todas las universidades de Medellín. Tener al frente un las U, es un “parche” para que los estudiantes estudien y beban: se relajen. OpiniónLas tres moradas de la sabiduría: Una mirada del encuentro con Dante. La divina comedia, obra magna de la literatura universal, nos lleva al reencuentro con lo divino y lo humano. Son las 3 categorías divinas, cielo, infierno y purgatorio, las que acogen el escenario sobre el cual Dante, con ayuda del poeta Virgilio, va en búsqueda de su amada Beatriz Portinari, aquellla mujer perfecta que ama como una divinidad total encarnada en plena humanidad. Viajar por cada círculo del infierno es atender a los azares de la existencia, donde el destino se cruza interminablemente con el camino que va forjando Dante, en la búsqueda de Beatriz. Es su sonrisa, su rostro, la que ilumina ese sendero abarrotado de oscuridad. Sus palabras, las de él, colmadas de un potente espíritu amoroso crecen en medio de la esperanza. La divina comedia abre el espectro de lo que se conoce como la época del renacimiento europeo, y más exactamente, el renacimiento italiano, donde surge una visión distinta de la realidad, en la cual se pasa de una concepción teocéntrica del mundo, a una visión antropocéntrica del mismo, en la cual el hombre es el centro de las cosas; un hombre que puede pensar, razonar y crear para poder transformar su contexto. Y esto mismo hizo Dante al narrar su historia, rescatar muchos elementos primordiales de la riqueza grecolatina, sobre todo de la poesía heredada por Horacio y el mismo Virgilio, como un modo de otorgarle sentido al mundo a través de las palabras, a través de su gran poema que es una esfera, en la cual se destaca una especie de totalidad, una dulce condición humana que gira en torno al amor. Si pudiesemos contextualizar un poco la divina comedia a nuestro presente actual. Quizás se evidenciaría en el hecho de que cada uno de nosotros desde su propia individualidad forja un camino en el cual se encuentran cada una de estas tres moradas: el cielo, el purgatorio, y el infierno. Cada quien construye su sendero de sabiduría infinita, por medio de cada experiencia que va enriqueciendo día a día en el interminable diálogo que es la vida misma. Hombres y mujeres van y vienen con sus historias, con sus juegos, con sus miradas, con su seducción; hombres y mujeres son tentaciones posibles e imposibles. Unas subyugan, mientras que otras conceden libertad. Templanza, paciencia, observación, calma, serenidad y cualquier otro atributo de este tipo nos ha dejado Dante Aligheri, un hombre que supo abrirnos los ojos para la imaginación, y sobre todo para reencontrarnos con la sabiduría de los antiguos, aquella sabiduría que enseña como un refrescante manantial de conocimientos en esta, nuestra tierra segura y fértil. A caminar hacia al encuentro de las moradas que deja el sendero de la vida, las tres que de la sabiduría, en el espejo de la obra dialogada en el encuentro con Dante. Crónica El dictador del Son. Alexander Herrera - ¡Vamos con la última, con fuerza, con lo que nos queda de aliento! Expresa el dictador a sus soldados, mientras se acomodan en tres filas de cuatro personas, con sus miradas hacia él. Algunos toman agua de sus botellas, otros se secan el sudor que baja por sus rostros con toallas de mano… una pareja se mira fijamente a los ojos como queriéndose dar aire una a la otra, para poder aguantar lo que se viene. Pues lo que se viene, se ha rumorado que es bestial. El tirano por su parte se mueve por el espacio, un cuadrado que está cercado por mesas y sillas recogidas, como para que nadie pueda huir. El hombre se acerca donde una mujer, en la barra, le dice algo… ella le brinda agua. Él se la toma. Hace un pequeño gesto de simpatía, pero su mirada trasmite concentración, esa que se pide para que los compromisos salgan perfectos. Es un hombre de un 1.80 metros de altura, con cabello largo con cola de caballo, usa una camisilla que hace notar su dedicación hacia su cuerpo, pues sus brazos parecen de actor de Hollywood de los 80, de la época de los Van Dan, los Estalon y los Suacheneguer. Todos los huestes en posición, nadie se mueve, solo el lenguaje de las miradas, gestor de comunicación. Esas miradas que siempre son variables, y que permiten ver tanto de esa esencia del hombre. Los ojos de los soldados evidencian esperanza de hacer bien la labor, la ansiedad por comenzar, el miedo por no equivocarse, la mirada dudosa que siempre es alentada por los ojos de confianza y alegría, miradas de deseo, de mostrase a sí mismo que se puede hacer muy bien... El dictador a pesar de su físico de hombre fuerte, deja ver su nobleza a través del espejo del alma, sus ojos transmiten seguridad a sus pupilos, pretensión que todo termine de la mejor manera, pues no hay ningún líder que desee que su dirigidos no logren avanzar y conseguir los objetivos planeados (a excepción de muchos de los lideres de Colombia, que se inyectan alta dosis de estupidez e ineptitud). La bestialidad está por llegar, no hay tiempo para arrepentirse, los cuerpos desean por fin ser parte de la acción, las piernas tiemblan, las manos sudan, el aire se vuelve denso a la espera de la orden de inicio. El autócrata les da la espalda a sus internos, levanta su mano derecha. Abre un poco sus piernas en forma de arco, sus dirigidos lo imitan en este movimiento. Su dedo índice se levanta de su mano empuñada. Lo mismo hace con su dedo del medio (ese que utilizamos tanto para provocar alguien que detestamos), en su mano se marcan unas orejas de conejo que evidencia un numero dos. Las miradas están contenidas, al igual que los cuerpos, un lenguaje de tensión se percibe, un silencio de cementerio se apodera del espacio. El tercer dedo es levantado acompañado de un grito que pronuncia ¡Vamos! La bestia ha llegado, el sonido de las trompetas lo hacen saber, los cuerpos del dominador y los dominados comienzan a moverse, sus piernas con una pequeña flexión de rodilla, la manos se mueven en proporción a los hombros, el lenguaje de tensión que reflejaban los cuerpos comienza a perderse. Las trompetas siguen sonando, los timbales entran a la acción, acompañados de una voz que dice “ Que salgan las bestias, uuh!” . La rigidez del espacio, ha perdido todo orden, los súbditos han comenzado a moverse con libertad, de un lado hacia otro, el dictador del son va y viene con su ejército de bailarines, reflejando la conexión con los sonidos que se toman el lugar. Se escucha ahora una voz que dice “tú que decías, que ya no servía… escucha, escucha oye sonar las trompetas, oye los cueros sonar Ricardo viene de frente con su sonido bestial…” Bestial, se transforma el espacio salsero, cuerpos mágicos que danzan por todas partes mediante el ritmo que en los 60`s comercialmente lo nombran SALSA, con sus raíces en sonidos africanos, característicos por escucharse de forma conjunta, de la simpleza del country inglés y en la improvisación del jazz, permitiendo mediante el baile, la fractura de proxemia entre un cuerpo y el otro, con estética, con sencillez, con sensualidad, como cortejo de pavo real al abrir sus plumas que deja presenciar sus fastuosos ojos que están en ellas. Los sonidos afroantillanos, como debería siempre nombrarse la salsa clásica o brava, hacen del hombre un galán siempre cuando pueda seguir los ritmos rápidos que ésta le presenta a la hora de bailar. Ha de ver a las mujeres, con sus vestidos y faldas cortas, que dejan al descubierto sus piernas, coqueteando con estos hombres del buen SON. Ellas, al momento de ir al baño, se paran de sus sientos como flamencos rosados, que dejan ver sus atributos frontales y/o posteriores, en el mejor de los casos. Bello lenguaje de la seducción, una constante durante toda la noche. Un carnaval nocturno, que va construyendo un tejido social alrededor de la Salsa, hebras de hilo tejidas por personas de universidades públicas y privadas, de estratos altos y bajos, políticos y apolíticos, amigos y desconocidos, viejos y jóvenes, salsómanos y gente común, contacto con extraños que se rompen por el sonido de los instrumentos que invitan a bailar, escrúpulo del sudor que se olvida en el éxtasis del danzar (como en mi caso), lazos que se unen, cortando egos artísticos como sucedió con la la Fania All Star, Fruko y sus Tesos, entre otros. La salsa, al igual que el fútbol, a lo ver son actores de acción de interaccionismo simbólico, emergiendo una comunicación holística y significativa, una sola voz que reúne a una comunidad salsera, como grito de identidad cultural, de libertades y de armonía. Siempre alegre (Raphy Leavitt en su canción insignia), es la expresión de los cuerpos y de los rostros de quienes visitan los lugares Salseros. Pareciese que el compás de la música, trajese consigo, una cuerda amarrada a lado y lado de la boca de las personas, logrando sonrisas inevitables, un derroche de emociones, enunciando el placer de vivir mientras se baila a la resonancia las melodías. El alcohol, el agua, los pies descalzos, el labial, los tacones altos , el coqueteo, los cuadros de artistas reconocidos, revolucionarios latinoamericanos de los cincuentas, barriles de madera al mejor estilo Chavo del 8, paredes que recogen la humedad de los cuerpos sudados, abrazos, besos, locura, amor, pasos y pases… lenguajes no verbales, con un significado y significante del espacio mismo. Y como todo tiene su final, dice Héctor Lavoe, me iré a escuchar otras canciones de él, mientras me acompañan una buena taza de café y mi mente recrea los Dictadores del Son, pintadores de cuadros con pinceladas de soldados bailarines , con márgenes de azúcar que deja el paso del son salsero.

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