Tal como Muñoz (2012) pone en evidencia al mencionar la delicada situación social de: "Dar por sentada la inferioridad natural, o, mejor, de acuerdo a esta creencia la deshumanización que le viene al homosexual por no ser hombre ni mujer..." (p.23).

Al hablar del nacimiento del movimiento LGBT, encontramos que: "Se significa como acción de resistencia y de visibilización, de demanda de derechos civiles y necesidades sociales tiene sus orígenes en la Alemania de la segunda mitad del siglo XIX..." (Muñoz, 2012, p. 34).

Una de las referencias a tomar en cuenta cuando hablamos de manera global es la Declaración de los Derechos Humanos de la ONU: "A partir de la década de 1990, las cuestiones relativas al colectivo LGTB empezaron a hacerse presentes en foros sobre los derechos humanos y se empezaron a considerar como tales" (Coll-Planas, 2011, p. 23).

Flores (2007), habla de la doble moral de nuestra sociedad al referir que: "Es primordialmente conservadora y está dominada por los principios judeo-cristianos que desinforman y predican amor al mismo tiempo que difunden odio y descalificación hacia las personas que no son heterosexuales" (p. 69).

Según Flores (2007), uno de los mayores propulsores de la homofobia en nuestro país es el predominio de la religión, que marca a la familia como núcleo único y no está dispuesta a admitir manifestaciones alternativas.

Hay que tener cuidado al momento de usar el concepto contra natura como consigna homofóbica, Rachels (2006) menciona que puede tomarse con un enfoque estadístico y, entonces, no sería diferente a decir que alguien es zurdo pues, en este caso, lo natural es ser derecho y no por ello es algo malo.

De acuerdo a lo expuesto por Muñoz (2012), cualquier situación que no se ajuste a lo socialmente aceptado por la burguesía, es considerado patológico y susceptible de ser sometido a un tratamiento de curación científica.