Tienen inicio y fin: todo
algoritmo comienza en
un estado inicial con una
serie de datos
específicos, y culmina
con una solución o
salida.
Funcionan en secuencia:
un algoritmo está
compuesto por una serie
de pasos ordenados.
Las secuencias son
concretas: cada
paso es claro y no
deja lugar a la
ambigüedad.
Un algoritmo
debe ser preciso:
tiene que indicar
el orden de
realización de
cada paso.
Los algoritmos son
abstractos: son
modelos o guías
para ordenar
procesos.
La cantidad
de pasos de
un algoritmo
es finita.
Un algoritmo debe ser
finito: el algoritmo se
debe terminar en algún
momento; o sea, debe
tener un número finito
de pasos.
Un algoritmo debe
estar definido: Si se
sigue un algoritmo
dos veces, se debe
obtener el mismo
resultado cada vez.
Un algoritmo debe
definir tres partes:
Entrada, Proceso y
Salida.
Entrada: Esta fase del
algoritmo se corresponde con
la data de entrada con que se
debe alimentar al mismo.
Básicamente se trata de la
información que se entrega al
algoritmo, es decir, los
valores de datos con los que
tendrá que ofrecer un
determinado resultado.
Proceso: La segunda fase de un
algoritmo ocupa los cálculos
necesarios para procesar los
datos con los que hemos
alimentado al algoritmo, es decir
que en este punto se procesará la
información entrega a la entrada
del algoritmo, y con la cual se
debe llegar al resultado esperado.
Salida La tercera y última
fase de un algoritmo es
donde se obtiene el
resultado de la operación,
es decir la transformación
de los datos que fueron
proporcionados en la fase
de entrada y desarrollados
en la fase de proceso.