El suelo está compuesto por minerales, materia orgánica, diminutos organismos vegetales y animales, aire y agua. Es una capa delgada que se ha formado muy lentamente, a través de los siglos, con la desintegración de las rocas superficiales por la acción del agua, los cambios de temperatura y el viento.
El suelo está compuesto por minerales, materia orgánica, diminutos organismos
vegetales y animales, aire y agua. Es una capa delgada que se ha formado muy
lentamente, a través de los siglos, con la desintegración de las rocas superficiales por la
acción del agua, los cambios de temperatura y el viento.
La formación del suelo es un proceso muy lento: se precisan cientos de años
para que el suelo alcance el espesor mínimo necesario para la mayoría de los
cultivos
Las características de cada suelo dependen de varios factores. Los más importantes son el tipo de
roca que los originó, su antigüedad, el relieve, el clima, la vegetación y los animales que viven en él,
además de las modificaciones causadas por la actividad humana. El tamaño de las partículas
minerales que forman el suelo determina sus propiedades físicas: textura, estructura, capacidad de
drenaje del agua, aireación