Según Tim Brown, actual CEO de
IDEO, el Design Thinking «Es una
disciplina que usa la sensibilidad y
métodos de los diseñadores para
hacer coincidir las necesidades de
las personas con lo que es
tecnológicamente factible y con lo
que una estrategia viable de
negocios puede convertir en valor
para el cliente, así como en una
gran oportunidad para el mercado».
¿Quiénes lo utilizan?
Según Tim Brown, actual CEO
de IDEO, el Design Thinking
«Es una disciplina que usa la
sensibilidad y métodos de los
diseñadores para hacer
coincidir las necesidades de
las personas con lo que es
tecnológicamente factible y
con lo que una estrategia
viable de negocios puede
convertir en valor para el
cliente, así como en una gran
oportunidad para el
mercado».
lo utilizan. Al ser un gran
generador de innovación, se
puede aplicar a cualquier
campo. Desde el desarrollo de
productos o servicios, hasta la
mejora de procesos o la
definición de modelos de
negocio. Su aplicabilidad tiene
como límites nuestra propia
imaginación.
¿Cómo
funciona?
El Design Thinking se
desarrolla siguiendo
un proceso en el que
se ponen en valor lo
que nosotros
consideramos sus 5
características
diferenciales:
La generación de empatía:
hay que entender los
problemas, necesidades y
deseos de los usuarios
implicados en la solución
que estamos buscando.
Independientemente de
qué estemos
desarrollando, siempre
conllevará la interacción
con personas.
Satisfacerlas es la clave de
un resultado exitoso.
El trabajo en equipo,
ya que pone en valor
la capacidad de las
personas de aportar
singularidad.
La generación de prototipos, ya que
defiende que toda idea debe ser
validada antes de asumirse como
correcta. El Design Thinking propicia la
identificación de fallos, para que
cuando demos con la solución
deseada, éstos ya se hayan
solventado. Todo ello bajo una
atmósfera en la que se promueve lo
lúdico. Se trata de disfrutar durante el
proceso, y gracias a ello, llegar a un
estado mental en el que demos rienda
suelta a nuestro potencial. Durante el
proceso se desarrollan técnicas con un
gran contenido visual y plástico. Esto
hace que pongamos a trabajar tanto
nuestra mente creativa como la
analítica, dando como resultado
soluciones innovadores y a la vez
factibles. Para comenzar a utilizar la
metodología de Design Thinking es
muy importante preparar estos cuatro
puntos:
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¿En qué consiste el proceso?
El proceso de Design Thinking se
compone de cinco etapas. Es un
proceso iterativo, no es lineal, puesto
que es un proceso que sirve para
abordar retos complejos compuestos
por los llamados wicked problems o
«problemas perversos», problemas
que son complejos de definir y
resolver. Y que se irán descubriendo a
lo largo de la puesta en práctica del
proceso de Design Thinking. En
cualquier momento podrás dar pasos
hacia atrás o hacia delante en el
proceso de Design Thinking si lo ves
oportuno, saltando incluso a fases no
consecutivas. Comenzarás
recolectando mucha información,
generando una gran cantidad de
contenido, que crecerá o disminuirá
dependiendo de la fase en la que te
encuentres.
en Español. FASE DE EMPATÍA: El proceso de
Design Thinking comienza con una profunda
comprensión de las necesidades de los
usuarios implicados en la solución que
estemos desarrollando, y también de su
entorno. Personas en general, clientes,
empleados...Debemos ser capaces de
ponernos en la piel de dichas personas para
ser capaces de generar soluciones
consecuentes con sus realidades. FASE DE
DEFINICIÓN: Durante la fase de Definición,
debemos cribar la información recopilada
durante la fase de Empatía y quedarnos con
lo que realmente aporta valor y nos lleva al
alcance de nuevas perspectivas
interesantes. Identificaremos problemas
cuyas soluciones serán clave para la
obtención de un resultado innovador. FASE
DE IDEACIÓN: La etapa o fase de Ideación
tiene como objetivo la generación de un
sinfín de opciones. No debemos quedarnos
con la primera idea que se nos ocurra. En
esta fase, las actividades favorecen el
pensamiento expansivo y debemos eliminar
los juicios de valor. A veces, las