Es la inserción de las personas con
discapacidad en la sociedad
Su objetivo es la inserción en materia educativa, de los
alumnos que presenten rasgos de la educación especial.
Trata de lograr el reconocimiento del derecho que todos tienen tanto a ser
reconocidos, como a reconocerse a sí mismos como miembros de la comunidad
educativa a la que pertenecen, cualquiera que sea su medio social, su cultura de
origen, su ideología, el sexo, la etnia o situaciones personales derivadas de una
discapacidad física, intelectual, sensorial o de la sobredotación intelectual.
Se presenta como una respuesta que no sólo reconoce, sino que además
valora la heterogeneidad del alumnado, al centrarse en el desarrollo de
las potencialidades de cada cual, y no en sus dificultades.
Al profesorado le corresponde alentar al alumnado en este proceso,
dotarles de puntos de referencia para comprender el mundo que le rodea
y reforzar al mismo tiempo su sentido de pertenencia a la comunidad
De la reflexión y revisión de su práctica educativa surgirán
tanto los cambios metodológicos como culturales,
imprescindibles para construir ese ámbito de inclusión.
Esta igualdad es aparente, ya que obliga a las escuelas a hacer
adecuaciones materiales, pero eso no fomenta una inclusión real, ya que
muchas veces no se ve acompañada de una política educativa coherente
Esta inserción resulta ser de forma parcial porque se le ubica
en programas especiales que no le permiten integrarse de
forma completa con los demás alumnos
Inclusion de genero
Una verdadera inclusión debe tener en cuenta la formación
docente y las condiciones necesarias para que el proceso
educativo pueda desarrollarse de manera más personalizada
y, no en masa, como actualmente ocurre.
Un reflejo de la sociedad Este no es un problema de la escuela.
Finalmente, las instituciones educativas son un reflejo de lo
que ocurre en la sociedad. La escuela no incluye a las personas
LGBTI, porque tampoco la sociedad lo hace. Allí, aún cuesta
reconocer y respetar las diferencias. A pesar de los avances, las
prácticas discriminatorias siguen presentes.
El punto no es si estamos o no preparados
para esta inclusión, sino la obligación de
hacerlo. Independiente de nuestras
convicciones o creencias, los/as educadores
debemos reconocer que el mundo ha
cambiado y que los sectores LGBTI están
exigiendo sus derechos, los mismos que
tienen las demás personas.
El problema, por tanto, no es que existan estudiantes LGBTI, sino las prácticas
y los discursos que circulan en la escuela. Es ahí donde debemos actuar. Un
paso es educar a la comunidad educativa para que aprenda a reconocer y a
respetar las diferencias. Pero también es fundamental proteger los derechos
de los estudiantes LGBTI.
Es necesario que los colectivos gais o LGBTI le presten especial
atención a lo que les ocurre a los/as estudiantes LGBTI en la
escuela para apoyarlos y orientarlos sobre cómo garantizar el
cumplimiento de sus derechos.
luis manuel fernandez suarez -sociologia de la
educacion grupo 04,docente:maelis herrera