Actividad hábitos

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A través de 7 actividades prácticas podremos hacer un diagnóstico de nuestras condiciones individuales relacionadas con los hábitos.
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Analicemos las excusas más comunes que tu cerebro inventa para no tomar acción y que probablemente crees

    ¿Cuántas veces has pospuesto una actividad con la justificación más original? ¿Alguna vez creaste la mejor excusa para saltarte tu rutina de ejercicios? ¿Qué tal esa excusa que diste para seguir comiendo chocolates? Todos los humanos tenemos cierta tendencia a justificar aquellas acciones que deben ser cambiadas con alguna original excusa que nos haga sentir mejor. Nuestro cerebro es una máquina de creatividad cuando se trata de inventar excusas, y lo peor es que creemos que son ciertas. Conocer algunas de las excusas más comunes, es la mejor herramienta para ganar la batalla y lograr tomar acción. ¿Quieres saber cuáles son o lo vas a dejar para luego?  

“Es solo tu forma de pensar lo que decide si tendrás éxito o fracasar”   Henry Ford

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Selecciona 4 excusas y escríbelas en una hoja de papel:

¿En serio crees que mañana será diferente?… Otra situación bastante típica, ocurre en el trabajo: Tienes en puerta, la entrega de un reporte importante, el cual puede ser decisivo para impulsar tu carrera hasta el cielo. Pero, hay un problema: requiere de demasiada atención y esfuerzo para terminarlo.  Necesitas comenzar un hábito de trabajo diario. La buena noticia es que tienes mucho tiempo para hacerlo, sin embargo, cada día que pasa encuentras alguna excusa para posponerlo: “Hoy tuve una junta que no pude cancelar”, “Contestar este correo es urgente”,  “Tomar el café con los colegas es necesario para una atmósfera agradable”, etc., etc. ¿Hasta cuándo seguirás engañándote a ti mismo? ¿Cuándo tomarás acción?   Cuando tratamos de formar y mantener hábitos, buscamos alguna justificación para no cambiar y mantener este hábito en particular durante esa situación particular. Las cosas se complican porque el cerebro se vuelve cada vez mejor en dar excusas. Creando una cadena interminable entre una y otra. Sin embargo, la buena noticia es que, si identificamos cuales son estas excusas, podemos rechazarlas y tomar acción. Pero antes de saber cuáles son los tipos de excusas, es necesario saber por qué tenemos esta tendencia de posponer.

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¿Por qué posponemos el momento de tomar acción? Gracias a nuestro cerebro tenemos la capacidad de crear planes, recordar, tomar decisiones, sentir, etc. Se trata de nuestro mejor aliado para enfrentar la vida y sobrevivir,  pero a veces parece como si fuera nuestro propio peor enemigo Enfrentar la incomodidad que el cambio implica es difícil para nuestro cerebro. Por eso, continuamente posponemos esta situación con excusas bastante “racionales” convenciéndonos a nosotros mismo de que no es el mejor momento para tomar acción. El cerebro humano es tan perezoso a la hora de incorporar un nuevo hábito que de plano nos engañará a fin de posponerlo.

Lo que influye considerablemente en tus decisiones. El cerebro prefiere no empezar una actividad, porque recuerda que es probable dejarla incompleta y así ahorrarse el dolor que implica. Lo mismo ocurre a la inversa: al completar una tarea con éxito el cerebro, logra guardar esta información como positiva (vale la pena recordar en el futuro). Y como puedes ver, esto influye en tu decisión a la hora de empezar una tarea nueva. Ese registro positivo impulsa el empezar y continuar una actividad. Somos seres completamente racionales, buscamos una explicación concreta del porque tomamos ciertas decisiones. En muchos casos, no encontramos la verdadera razón que explique porque posponemos cierta actividad. Por esto, el cerebro crea una excusa, completando esa explicación faltante.

Esta es la verdad detrás de tus excusas:   1. Queremos gratificación instantánea. Descansar en el sofá es más cómodo en este momento que salir a hacer ejercicio. Checar  el correo o Facebook es más fácil ahora, que hacer ese proyecto que has estado posponiendo. Comer pastel de chocolate es más sabroso en este momento, que comer una ensalada de verduras.   2. Tememos miedo a  algo. Miedo a no hacerlo correctamente, miedo a fracasar, a lo desconocido y el más importante miedo a no lograr terminar con éxito. Eso nos hace querer posponerlo, haciendo algo sencillo y seguro en su lugar.   3. Posponer algo es fácil: No hay consecuencias negativas inmediatas. Seguramente vamos a pagar por ello más tarde, pero por ahora, nada malo pasará. Es muy fácil saltarte esa actividad, permanecer en esa zona de confort y ahorrarte el dolor de no haberla concluido.   4. Sobreestimar nuestra productividad futura. Tenemos una larga lista de cosas que planeamos hacer, y pensamos que está bien posponer las cosas, porque vamos a hacerlo más tarde y aún mejor que ahora. Creemos que seremos increíblemente productivos y estaremos mucho más concentrados en otro momento, que ahora mismo. Pero cuando llega ese futuro seguimos sin poder acabar, o peor aún sin lograr comenzar.   5. La recompensa es todavía inalcanzable. Lograr tener el cuerpo que quieres, no se logrará con una sesión de ejercicio. Es la constancia lo que genera la recompensa. Pero en este momento aún está lejos de tu alcance inmediato. Por el contrario, posponer el tomar acción conlleva una recompensa inmediata. Y la lista puede seguir…   Pero, el verdadero problema es que creemos en nuestras propias excusas. 

Cuestiona tus excusas, es más, atrévete a pensar que no todo lo que pasa por tu cabeza obedece a la realidad, en este sentido, enfrentemos las excusas con una palabra clave: DISCIPLINA

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Planea tu próxima semana incluyendo el día y la hora en que vas a comenzar los hábitos:   (Es importante incluir aspectos como: alimentación, actividad física, sueño saludable, estudio, proyectos, hidratación, etc)

Recuerda que la incomodidad es pasajera, una vez que el hábito esté incorporado en tu vida, todo es mucho más fácil y no requerirá esfuerzo de tu parte. ¿Cuál es la excusa creativa que has usado? Escríbela en tus apuntes ¡No te creas tus propias excusas! Sobreponte a tus ella y deja de mentirte a ti mismo a partir de ahora. ¿Qué excusa vas a dar para no hace esta actividad? 

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Ahora bien, ¿Qué podemos hacer para adquirir buenos hábitos en el trabajo remoto?  

1. Mantén hábitos de comunicación más informales: La idea es adecuar de modo remoto ciertas prácticas que aplicábamos en persona. Si habitualmente te pones al día con tus compañeros en persona antes de una reunión importante, haz lo mismo antes de comenzar una video conferencia grupal. En casa confirma la recepción de los mensajes y registra cuando comienzas y terminas la jornada laboral. Es recomendable seguir los mismos hábitos para mantener las relaciones y la sensación de normalidad.   2. Reduce el estrés antes de crear nuevos hábitos: Si tienes malos hábitos tales como no estar al día con el correo electrónico o mantener tu espacio de trabajo desordenado, es más fácil que los sentimientos negativos generen estrés. Entonces, para crear nuevos y mejores hábitos, el primer paso es romper con las prácticas anteriores. Puedes, por ejemplo, empezar a concentrarte en los éxitos que tienes, por más pequeños que sean o salir a caminar para mantener la concentración y aprovechar mejor tu jornada. Una vez que hayas eliminado el estrés, será mucho más sencillo construir hábitos positivos y duraderos para tu trabajo.   3. Mantente alineado con la cultura de la compañía: Si bien es cierto que el trabajo a distancia modifica sustancialmente las interacciones al eliminar el contacto físico, puedes igualmente trasladar pequeñas situaciones que vivías en la oficina y ayudar a reducir el sentimiento de aislamiento. Por ejemplo, encender la cámara, incluir en la conversación temas personales o comentar las noticias de actualidad, estos pequeños gestos ayudan a aumentar la sensación de cercanía.   4. Explora procesos de trabajo que funcionen para ti: La idea es averiguar qué te ayuda a desarrollar tus tareas de mejor manera y llevarlo a la práctica. Quizá sea escuchar música suave, trabajar desde algún lugar diferente o respetar la hora en que termina la jornada. Descubre el entorno ideal para aplicar tu habilidad profesional y aprovéchalo.   5. Comprométete con tus compañeros: Si trabajas con un equipo, intenta asegurarte de que te comprometes a propósito con ese equipo todos los días. El trabajo en remoto puede afectar el compromiso de los trabajadores al no sentirse motivados o conectados con sus funciones, y esto es un problema serio al afectar la productividad. Las reuniones cortas y diarias facilitan ese contacto cercano de todo el equipo.

Cumple con los siguientes 10 sencillos hábitos diarios para cuidar tu salud física y mental:

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