La persuasión electoral. Los mensajes
atraviesan filtros, los cuales están formados por
experiencias previas, lo que queda del mensaje
original después de pasar por dicho filtro, sólo
eso, puede o no persuadir a esa persona.
Aunque el programa de una opción política sea
claro y definido, requiere una estrategia.
El objetivo central de los
consultores políticos es
conseguir los votos suficientes
para que su candidato gane.
Identificar lo que el consumidor
necesita.
El persuasor electoral
buscará reforzar a los
convencidos -ligarlos
firmemente a la causa- y
persuadir a los
independientes y a los
indecisos.
El persuadir no trata de cambiar una
actitud, más bien de crearla. Algunos
votantes potenciales necesitan
información que les ayude a tomar una
decisión final. Mientras unos necesitan
información persuasiva, otros
necesitan argumentos de activación.
El objetivo final del
marketing político es influir
en la conducta. Es decir,
activar el voto, o
desactivarlo -desmovilizar
la participación del
electorado.
¿Cómo el electorado decide entre
votar y no votar? Votar es una
experiencia de grupo resultado de
factores sociales: clase, profesión,
religión y hábitat -urbano o rural-.
El acto de votar es ''económico'',
pues tiene para el individuo unos
costes y unos beneficios. Es
irracional si los costes son
mayores que los beneficios, por lo
que votarán si los beneficios
exceden a los costes.
Si los votantes opinan que el
gobernante lo ha hecho bien, le
premian con un segundo
mandato, sino, lo castigan
votando por la oposición.
La familia, el partido y otros
grupos de persuasión. A menudo,
las campañas apelan a los
individuos como parte de un
grupo. Hay tres tipos de grupos...
1. El voto hereditario. La familia y
las amistades contribuyen al
aprendizaje político determinada
por las lealtades hacia los
padres. Los niños aprenden a
identificarse en grupos, entre
ellos los partidos políticos. La
identificación se refuerza en la
adolescencia, por temor a verse
socialmente aislados.
2. Identificación de un grupo
consciente, los cuales ya son
organizaciones formales
-partidos políticos y sindicatos-.
Una vez que el votante se ha
inclinado por un partido, tiende
a creer que ese partido
representa sus intereses.
3. Grupos de referencia: Origen
étnico, religión y clase. Los cuales
sirven de guía para adelantar el
comportamiento del electorado en las
urnas. Las minorías deciden los
resultados de las elecciones, y todos
los partidos políticos las tienen en
cuenta al elaborar estrategias
-afirman-.
La edad y la persuasión. A los
jóvenes les atraen más los
extremos, lo nuevo y responden
más a los acontecimientos.
Los individuos que se involucran
más en la política lo hacen para
satisfacer una necesidad personal
básica como la seguridad y el
orden. La inteligencia hace que
sea más fácil encontrar
contraargumentos y aumenta la
seguridad del receptor respecto a
sus propias opiniones. En este
sentido inteligencia y autoestima
se relacionan.
A mayor nivel de interés, mayor es
el número y la variedad de actos
políticos en que un ciudadano
participa, y no sólo el interés o
compromiso, sino también el tipo.
Hay de tres: 1. El que afecta a los
valores; 2. A los resultados; 3. A las
impresiones.
La atención y la persuasión. Para
que un mensaje sea eficaz, es
necesario que el auditorio lo capte y
lo retenga, esto lo logramos
mediante estímulos.
Para llamar la atención son
necesarios: 1. La
intensidad; 2. La
prominencia; 3. La novedad;
y 4. La repetición y
persistencia.
Tras buscar información las
personas suelen reforzar sus
opiniones.
La interpretación selectiva es una
traba para la persuasión, pues si
se reciben mensajes que
contradicen sus actitudes previas,
tienden a ser ignorados o
tergiversados.
A la gente se le puede
persuadir tanto por las
emociones como por la
razón.
La ruta que sigue la información
que recibimos, depende de
nuestra motivación y nuestra
capacidad para pensar y analizar
dicha información.
Los ciudadanos
compensan una
información limitada
sobre los temas
siguiendo
esquemas y atajos
de juicio.
Un político no se dirige a una masa
de votantes. Reconocer la
singularidad de cada auditorio, de
cada segmento del electorado, es
requisito indispensable para una
comunicación eficaz.
Con el fin de persuadir, las encuestas
sirven para obtener información de los
votantes. Para preparar un mensaje
más ''individualizado'' para los grupos
relevantes. Para conocer lo que piensa
el electorado.
Los consultores, juegan con el poder
noticioso de las encuestas que ellos
mismos encargan, filtrándoselas a los
medios cuando los resultados convienen
a su estrategia.
Los votantes tienden a
votar o por quien lidera
los sondeos -bandwagon-
como votan por ''simpatía''
por quien va perdiendo
-underdog-. Algo
totalmente contradictorio.
Sin las encuestas se corre el riesgo
de que los políticos escucharan
únicamente la voz de quienes tienen
acceso directo a ellos, los poderosos
y los grupos de interés.
Los medios periodísticos
simultáneamente son
auditorio y comunicadores.
El consultor del marketing
político busca persuadir al
periodista, es decir, influir en
la cobertura mediática que
recibe su candidato e incluso
el adversario.
El candidato perfecto es
creíble, honesta, trabajadora,
etc., Y el deber del consultor
es que su candidato
represente lo ideal.
la prensa ha pasado de ser vista como el
intermediario imprescindible, a ser
considerada como un intruso molesto que
impide que las cosas funcionen mejor.