Las diferencias ideológicas vana a producirse en la posguerra,
debido a que buscan un asidero o un refugio para conjurar el
vendaval de la historia, la escisión, es decir la ruptura del grupo
en dos tendencias poéticas opuestas: la de la poesía arraigada y la
de la poesía desarraigada, según la discordia hecha por Dámaso
Alonso.
POESÍA ARRAIGADA
La Poesía Arraigada, formada por el grupo de poetas
de la Generación del 36 tras la Guerra Civil. El poeta
más grande de esta poesía es Luis Rosales, de los
comienzos de su trayectoria poética al hablar de
Abril su primer libro, La casa encendida 1949,
extenso poema narrativo, lenguaje transparente,
léxico conversacional…Leopoldo Panero, Dionisio
Ridruejo, Luis Felipe Vivanco y José García Nieto.
POESÍA DESARRAIGADA
La Poesía Desarraigada, formada por otros
poetas que se sienten muy lejos de la
armonía y serenidad e inician una protesta
existencial y social, en torno a 1944. A esta
poesía la engrosan José Luis Hidalgo, Ramón
de Garciasol, Carlos Bousoño, José María
Valverde, Ángela Figuera… querían dar
testimonio del vivir del hombre
contemporáneo, directa, lenguaje realista.
El Postismo y el grupo <Cántico>,
ignorados en su momento y reivindicados
actualmente por su modernidad estas dos
tendencias aparecen en los años cuarenta
al margen tanto de la poesía oficialista
como de la realista.
La poesía postista; reivindicaban la vigencia y
la universalidad de los poéticos
vanguardistas-el surrealismo, en particular-, el
más importante es Carlos Edmundo de Ory,
explota los aspectos más insólitos y
sorprendentes de la realidad.
El grupo Cántico, pretendía restablecer los
lazos con la generación del 27, interrumpidos
a raíz de la Guerra Civil, formado por los
poetas Pablo García, Ricardo Molina y Juan
Bernier.
DÉCADA
DE LOS 50
Poesía Social, se empieza a ver como ya no conciben la
poesía como una mera expresión de la intimidad, sino como
comunicación e instrumento al servicio de un compromiso
ético-política de izquierda. Este nombre “realismo social” va
a dominar el panorama histórico español en las dos décadas
siguientes. Habrá dos grupos: el grupo que se dará en los
cuarenta y otros en los cincuenta, los poetas más importantes
del primer grupo son Grabriel Celaya, Blas de Otero y José
Hierro.
Gabriel Celaya, se encara con la realidad
española de la posguerra, el compromiso
político-social del poeta, así como su
propósito de denuncia de la injusticia y la
falta de libertad se verán plasmados en
libros como <Las cartas boca arriba>…
Blas de Otero, la voz más personal del
realismo social, sus lecturas y autores
predilectos fueron Fray Luis de León, San
Juan de la Cruz… por lo que en un principio
siguió por la corriente religiosa y existencial
de la poesía de posguerra. La visión del
mundo que nos ofrece es agónica, es decir
luchadora y desoladora.
José Hierro, grandes poetas del S.XX, por
<testimonial> entiende un modo de aproximación
personal a un tema decisivo para el hombre, esta
poesía testimonial despierta en el poeta
determinados recuerdos, imágenes, asociaciones;
fragilidad de la vida, el amor, la amistad, la
muerte… grandes temas de José Hierro.
DÉCADA
DE LOS 60
Generación 50, Antonio Machado, Vicente Aleixandre, Neruda
y César Valleja son sus principales referentes. Barcelona y
Madrid son los núcleos más activos cuya difusión es posible
gracias a la labor conjunta de algunos señalados críticos; José
María Catellet, revistas y editoriales. Arte, política y ética se
aúnan, es decir se unen, en la poesía social, Los poetas sociales
asumen ese compromiso político del escritor.
DÉCADA DE
LOS 70
La poesía de los años setenta: los novísimos y otros poetas, los rasgos comunes de los
novísimos son la despreocupación hacia las formas tradicionales y la escritura
automática, técnicas elípticas, la introducción de elementos exóticos, artificiosidad y
las tensiones internas del grupo, cuando no divergencias de fondo. La poesía novísima
supuso una ruptura con la lírica realista y con la tradición poética española, la moda de
esta poesía empezó a declinarse a partir de 1975 y los poetas tomaron otro rumbo
poético. Quién señala los rasgos comunes y quien los llama como <los novísimos> es el
crítico José María Castellet. Los novísimos reunidos por él en su nostalgia son Pere
Gimferrer, Guillermo Carnero, Manuel Vázquez Montalbán… y otros que no están
incluidos por él son Luis Alberto de Cuenca, Luis Antonio de Villena, Antonio
Colinas…
No van a predominar en los años sesenta y primeros de los setenta los
novísimos, sino que otras tendencias están presentes, desde el
realismo a la poesía del lenguaje y el conocimiento en los cuales están
Félix Grande, Antonio Hernández, Jesús Hilario… y la obra de Antonio
Gamoneda (Premio Cervantes 2006) enraizada en la mejor tradición
culta y popular castellana, pese por una etapa de poesía de la
experiencia con una tonalidad crítica.
DÉCADA DE
LOS 80
Poesía última, una de las tendencias es la Esteticista, impregnada de
sensualidad y construida sobre motivos como la juventud, el cuerpo, el
verano… espacio de aventura. Representada por Ana Rossetti e Isla
Correyero, otra es Del silencio o minimalista, se plantea la creación
partiendo del axioma, es decir la demostración, la teoría anterior de
que la experiencia poética, la mística, inefable… al que solo es dado al
lector indicios, representada por Andrés Sánchez, María Victoria y
Álvaro Valverde y la Neosurrealista, enlaza con la de los aspectos del
27, lo de Miguel Labordeta o la de Martínez Sarrión y Leopoldo
Molina, la Intimista, de la experiencia o figurativa, retorno a un
sentido clásico, equilibrio, la tradición como único apoyo
representada por Miguel D’Ors, Eloy Sánchez Rosillo… y Neosocial en
la que una fuerte carga es lo social, Julio Martínez Mesanza uno de los
más representantivos, junto a Jenaro Talens, Juan Carlos Suñén y Juan
Carlos. Además de los anteriores, important