Hablar de Enrique Males, es hacerlo no
solamente de una figura importante de
la música ecuatoriana, sino de un
espacio y de un tiempo que
corresponde a una parte de la historia
de nuestro país.
Implica referirse a una realidad social, con
todas sus contradicciones, en la cual los
pueblos originarios han tenido que resistir
e insurgir a una discriminación feroz,
proveniente de la colonia española, y que
encontró su continuación en la República.
Etapas de Enrique Males
Enrique Males ha atravesado distintas etapas a lo largo de su carrera
musical: sus inicios en donde percibe la sociabilidad de la música en su
comunidad (la década del 40 y 50)
El período en el que formó parte de dúos y tríos que
interpretaban la canción popular de gran auge en ese
entonces (los 60)
La etapa de la influencia de la nueva canción latinoamericana con un
mensaje social y político (los 70)
Enrique Males es un músico originario de la comunidad
de Quinchuqui. Nace en Ibarra el 29 de noviembre de
1942. Con sus cuatro hermanos tuvieron como madre a
Carmen Morales, y a su padre Rafael Males, de quienes
tiene un recuerdo entrañable y cariñoso
La niñez de Enrique está impregnada de la
interconexión con la naturaleza.
Estos fragmentos revelan la naturalización de
unas prácticas racistas muy acentuadas en la
sociedad ecuatoriana del siglo XX. La colonialidad
heredada desde los tiempos de la Conquista
legitima el menosprecio, la burla y el exterminio
de la otredad. La otredad en este caso es el
indígena.
Enrique Males siente la discriminación, le golpea y le afecta;
para luego comprenderse como parte de una cultura que
lleva el peso de la desestimación y el repudio de una
sociedad prejuiciosa.
A los 20 años de edad, Enrique
emigró a la ciudad de Quito donde
encontró trabajo en un telar como
aprendiz. Con el tiempo fue
perdiendo sus costumbres, su
lengua kichwa, su vestimenta,
entre otros elementos, para ser
aceptado por el mundo mestizo.
El modelo de centralidad cultural que la
Colonialidad ha implantado pretende una
visión hegemónica y homogeneizante de la
cultura y de la humanidad.
El camino transcurrido con la música había
dado algunos frutos; sin embargo, la
búsqueda interna y esencial del ser en el
compositor estaba presente. En cierto
momento Enrique recordaba: “No tenía
seguridad de si me llenaba o no lo que hacía,
simplemente me gustaba cantar”
La humanidad ha expresado su
pensamiento político de distintas
maneras, y entre ellas la música ha
sido un escenario muy importante
para su difusión
La música ha sido uno de los canales de
expresión, entre otros, de un mensaje
político y social de los pueblos a través de
los tiempos.
Enrique se consolida como un artista comprometido con la
lucha indígena, que interioriza genuinamente las demandas
de su gente al experimentar en carne propia la segregación y
el racismo de una sociedad excluyente.
La estética musical que crea es de gran
importancia al igual que su mensaje,
propiciando un arte que no deviene en lo
brusco ni en lo banal.