La Iglesia se opone al control artificial de la natalidad (anticoncepción)
La razón básica de la oposición de la Iglesia a cualquier acción pecaminosa es que tal acción es
contraria a la naturaleza que Dios nos ha dado. El control artificial de la natalidad contradice el VI
Mandamiento.
Jesús dijo, hablando acerca del matrimonio: "Lo que Dios ha unido, que nadie lo separe» (Mc. 10. 9).
Esto también se puede decir del acto sexual, que durante muchos siglos de la historia cristiana ha
sido llamado el acto matrimonial.
Dicho de otro modo, Dios ha querido que el acto sexual sirva para que la pareja casada renueve su
alianza matrimonial.
METODOS ILICITOS
En la Encíclica Humanae Vitae, el Papa comienza señalando la primera forma ilícita de regular la
natalidad
ABORTO
LIGAZON DE TUBOS
CONDONES
VASECTOMIAS
PASTILLAS DEL OTRO DIA
ESPUMAS
DIAFRACMAS
MASTURBACION MUTUA
PRACTICAS SODOMITAS
Métodos moralmente aceptables
La Humanae Vitae nos dice:
«Si hay razones serias para espaciar los hijos, razones derivadas de las condiciones físicas o
sicológicas de los esposos, o de, condiciones externas, la Iglesia enseña que es moralmente
permitido tomar en cuente los ritmos naturales de la fertilidad humana, y practicar el acto conyugal
solamente durante los períodos infértiles, para así regular la concepción, sin infringir los principios
morales mencionados antes" (HV, 16).
aprueba explícitamente el uso de la Planificación Natural de la Familia (cap III),
Con su énfasis en la necesidad de razones serias para usar aún el método natural
la Iglesia rechaza el egoísmo como factor en la planificación de la familia.
Diferencia moral entre los métodos naturales y artificiales
Ya que tanto los métodos naturales como los artificiales tienen el propósito de limitar el tamaño de
la familia, algunos se preguntan cual es la diferencia moral.
La Humanae Vitae dice
«No es lícito, aún por la más grave de las razones, hacer el mal para procurar un bien: (HV, 14). Los
Diez Mandamientos enseñan que no podemos actuar contra nuestra naturaleza para conseguir un
propósito o un placer. La Iglesia afirma que los esfuerzos para controlar la natalidad "deben ser
realizados con pleno respeto al orden establecido por Dios" (HV, 16).