La Educación como práctica de la
Libertad Paulo Freire.
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CAPITULO 1 "EDUCACIÓN Y CONCIENCIACIÓN"
Qué significa educar, en medio de las agudas y dolorosas transformaciones que están viviendo nuestras sociedades
latinoamericanas, en esta segunda mitad del siglo xx? Cuando nuestro continente tiene la tasa de natalidad más alta del mundo y
la mitad de su población total es menor de 19 años de edad y cuando, a la vez, se cuentan por millones sus analfabetos adultos,
¿qué entendemos por educación?
Paulo Freire nos contesta diciendo que la educación verdadera es praxis, reflexión y acción del hombre sobre el mundo
para transformarlo
"El fundamento de toda su praxis: su convicción de que el hombre fue creado para comunicarse con
los otros hombres
Que la educación es un acto de amor, de coraje; es una práctica de la libertad dirigida hacia la
realidad, a la que no teme; más bien busca transformarla, por solidaridad, por espíritu fraterna.
La tarea de concienciación presenta dificultades más serias que las que se encuentran entre los grupos de
analfabetos, a causa de las especiales deformaciones de las estructuras de pensamiento que genera la
semialfabetización
"La concepción crítica del analfabetismo —dice después Freire— por el contrario lo ve como una explicitación
fenoménico-refleja de la estructura de una sociedad en un momento histórico dado.
Una variante tan radial en la concepción del analfabetismo que de sus causas estructurales deriva a sus
consecuencias en los individuos obliga a concebir una variante igualmente radical en la tarca de educar.
La concepción ingenua del analfabetismo —dice Paulo Freire— lo encara como si fuera un 'absoluto en sí', o una
'hierba dañina' que necesita ser 'erradicada' (de ahí la expresión corriente: 'erradicación del analfabetismo'). O
también lo mira como si fuera una enfermedad que pasará de uno a otro, casi por contagio."
Una variante tan radial en la concepción del analfabetismo que de sus causas estructurales deriva a sus
consecuencias en los individuos obliga a concebir una variante igualmente radical en la tarca de educar.
Educación dialogal tan opuesta a los esquemas del liberalismo —educación monologal— que seguimos practicando impertérritos, como si
nada sucediese a nuestro alrededor, como si todavía pudiésemos tener la oportunidad de dirigir y de orientar al educando)
Pecaban de los dos grandes defectos característicos de toda nuestra educación, sobre todo a niveles primarios y
secundarios: se prestan a la manipulación del educando; terminan por "domesticarlo", en vez de hacer de él un
hombre realmente libre
La alfabetización —al igual que toda tarea de educación— no puede ser concebida como un acto mecánico,
mediante el cual el educador "deposita" en los analfabetos palabras, sílabas y letras.
CAPITULO 2 LA SOCIEDAD BRASILEÑA EN TRAMSICIÓN
El concepto de las relaciones de la esfera puramente humana guarda en sí, como veremos, connotaciones de
pluralidad, trascendencia, crítica, consecuencia y temporalidad.
Las relaciones que el hombre traba en el mundo con el mundo (personales, impersonales, corpóreas e
incorpóreas) presentan tales características que las diferen-cian claramente en meros contactos, típicos de la
esfera animal. Entendemos que, para el hombre, el mundo es una realidad objetiva, independiente de él, posible
de ser conocida,
Los contactos propios de la esfera animal implican, contrariamente a las relaciones, respuestas singulares,
reflejas y no reflexivas, culturalmente inconse-cuentes. De ello resulta el acomodamiento, no la integración.
Las sociedades que viven este paso, esta transición de una época a otra, exigen, por la rapidez y flexibilidad que
las caracteriza, la formación y el desarrollo de un espíritu también flexible
En la medida en que emerge del tiempo, liberándose de su unidimensionalidad, discerniéndola, sus relaciones
con el mundo se impregnan de un sentido consecuente. En verdad, se afirma que la posición común del hombre
en el mundo,
Los contactos propios de la esfera animal implican, contrariamente a las relaciones, respuestas singulares,
reflejas y no reflexivas, culturalmente inconse-cuentes. De ello resulta el acomodamiento, no la integración.
El Brasil vivía exactamente este paso de una época a otra, De ahí que no fuera posible para el educador discutir el
tema específico, desligado de la totalidad del nuevo clima cultural que re iniciaba; no podía obrar aisladamente.
CAPITULO 3 SOCIEDAD CERRADA E INEXPERIENCIA DEMOCRÁTICA
Lo que caracteriza para Tocqueville la esencia de la propia democracia36 es la ausencia, en el tipo de formación
que tuvimos, de aquellas condiciones necesarias para la creación de un comportamiento que nos llevase a la
creación de nuestra sociedad con "nuestras propias manos".
Nuestra colonización fue sobre todo una empresa comercial, Nuestros colonizadores no tuvieron —y
difícilmente podrían haberla tenido— intención de crear en la nueva tierra recién descubierta una civilización.
Les interesaba la explotación comercial de la tierra.
El diálogo implica una mentalidad que no florece en áreas cerradas, autárquicas
En las relaciones humanas del gran dominio, la distancia social existente no permite el diálogo. Éste, por el
contrario, se da en áreas abiertas, donde el hombre desarrolla su sentido de participación en la vida común.
En el señor de las tierras. En la representación del poder político. En los fiscales de la Corona durante el Brasil
colonial. En los representantes del poder central durante el Brasil imperial. Tales circunstancias propiciaban la
introducción de esta autoridad externa dominadora; la creación de una conciencia hospitalaria de opresión y no
una conciencia libre y creadora indispensable en los regímenes auténticamente democráticos.
De igual forma cuando se crearon nuevas condiciones y surgieron las contingencias que eligirían de los
conquistadores más que simples factorías comerciales sin población efectiva, de las que resultaría una mayor
integración del hombre con 1a tierra, se observó la tendencia a crear "trópicos" y establecer en ellos aquellos que
dispusieran de medios para ser "buenos empresarios para un negocio productivo, pero a disgusto como
trabajadores
Aquí se hallan las raíces de nuestras tan comunes soluciones paternalistas. También allí se hallan las raíces del
"mutismo brasileño".
El diálogo implica la responsabilidad social y política del hombre. Implica un mínimo de conciencia transitiva,
que no se desarrolla bajo las condiciones ofrecidas por el gran dominio. No hay autogobierno entre nosotros, del
cual tuvimos sólo raras manifestaciones.
Esas condiciones económicas y las líneas de nuestra colonización no podían, en verdad, permitir el surgimiento
de centros urbanos con una clase media basada en una economía razonable.