En el tórax se encuentran órganos vitales, así como vasos muy importantes y de gran calibre; además,
hay vísceras cuya lesión por un traumatismo torácico puede resultar letal, fundamentalmente si no
se identifica de una forma precoz.
El traumatismo torácico es muy habitual en el
paciente traumatizado y es el responsable de la
muerte del 20-25 % de los pacientes traumáticos.
Está presente en los accidentes de tráfico (de coche, de
motocicleta y en los atropellos), en las caídas, en los
precipitados y en las agresiones.
. En estas últimas, se encuentra
frecuentemente un traumatismo torácico no
asociado a otro tipo de traumatismo.
Fisiología
El traumatismo torácico es toda aquella lesión de origen traumático
que afecta al tórax.
Los órganos torácicos se encuentran protegidos por 12 pares de
costillas que se disponen perimetralmente entre la columna
vertebral, en la parte posterior, y el esternón, en la parte anterior
del tórax. Entre la pared muscular y los órganos torácicos hay dos
membranas, las pleuras.
Una de ellas está en íntimo contacto con la pared muscular
(pleura parietal) y otra en contacto íntimo con las vísceras (pleura
visceral). Entre ellas hay un espacio virtual irrigado por el líquido
pleural que provoca que una se deslice sobre la otra.
La parte inferior del tórax protege los órganos abdominales
superiores (el hígado, el estómago, el bazo, el páncreas y los riñones).
Por esta razón, una lesión torácica puede ser también abdominal y
viceversa. Estos órganos se separan de los torácicos por el músculo
diafragma.
El mecanismo lesional será diferente según sea el tipo de
traumatismo. En los traumatismos cerrados,
frecuentemente hay un mecanismo de cizallamiento o
lesiones por aplastamiento. En el traumatismo
penetrante, las lesiones dependen del recorrido que haga
el objeto dentro del cuerpo y de los órganos que
atraviese.
Además, las lesiones intratorácicas pueden producir una
inadecuada oxigenación y una hemorragia masiva incontrolada
que conducen al paciente a un estado de hipoxia tisular (estado
de shock) y a la muerte. Esta hipoxia tisular puede deberse a las
siguientes causas:
Un inadecuado aporte de oxígeno a los
tejidos por una obstrucción de la vía aérea
Una hipovolemia por sangrado
interno incontrolado.
Una alteración en la ventilación o perfusión
por lesión del parénquima pulmonar.Un
compromiso de la ventilación o la circulación
por la presencia de un neumotórax a tensión.
Un fallo de la bomba por lesión
miocárdica grave o por un
taponamiento cardíaco.
Lesiones torácicas potencialmente mortales
Obstrucción de la vía aérea. La muerte
por hipoxia secundaria a la obstrucción de
la vía aérea es una de las principales
causas de muerte prevenibles en el
traumatismo. El manejo de la vía aérea
en el paciente que ha sufrido un
traumatismo es un gran reto.
Tórax inestable. El tórax inestable o volet costal se
produce cuando se fracturan dos o más costillas por dos o
más puntos, lo que genera un segmento libre o flotante
que causa un movimiento paradójico en la pared torácica
durante la respiración del paciente. En la espiración, el
segmento se abomba hacia fuera; en la inspiración, el
segmento se mete hacia dentro.
Taponamiento cardíaco. El taponamiento cardíaco
consiste en la acumulación de sangre en el saco
pericárdico (membrana no elástica que recubre el
corazón). Cantidades pequeñas de sangre (75-100 mL)
pueden hacer que aparezcan signos de taponamiento
cardíaco. La sangre acumulada en el saco pericárdico
dificultará el llenado de los ventrículos al comprimir
desde fuera la pared ventricular. Esto provocará que
disminuya de una forma importante el gasto cardíaco.
Neumotórax abierto. El neumotórax abierto se produce al
entrar y acumularse aire en el espacio pleural. El aire
accede a este a través de una lesión existente en la pared
torácica. La respiración normal se produce por una
presión negativa que surge al contraerse el diafragma.
Hemotórax masivo. Un hemotórax es la presencia de
sangre en el espacio pleural. El hemotórax masivo supone
una acumulación de más de 1500 mL de sangre en el
espacio pleural. Cada hemitórax puede llegar a contener
hasta 3000 mL de sangre. El mecanismo de producción
más habitual del hemotórax es un traumatismo
penetrante. La acumulación de sangre producirá un
colapso en el pulmón.
Neumotórax a tensión. El neumotórax a tensión se
produce por la entrada de aire procedente del
propio pulmón en el espacio pleural. Este aire se
va acumulando y produce un aumento de la
presión intratorácica. Incluso llega a desplazar el
corazón y la tráquea al lado contrario, y ocasiona
una dificultad del retorno venoso por compresión
de la cava superior e inferior.
Contusión miocárdica. El mecanismo lesional que produce la
contusión miocárdica suele ser el traumatismo cerrado
sobre la parte anterior del tórax (por ejemplo, por el
impacto del tórax sobre el volante). Esta lesión puede llegar
a ser mortal en función de la energía implicada en el
traumatismo. Generalmente, se produce una contusión en
la aurícula y ventrículo derechos.
Rotura traumática de la aorta. Un alto porcentaje de personas con
rotura traumática de la aorta (en torno al 80 %) fallecen en la propia
escena, antes de la llegada de los servicios de emergencia o cuando
estos llegan. En el resto de los casos, el desgarro queda contenido
por los tejidos adyacentes y por la capa adventicia, lo que evita que
el paciente muera exanguinado en los primeros minutos. En este
caso, no se puede demorar el traslado a un centro útil. En el
transcurso del traslado, se extremará el cuidado en la movilización y
transporte del paciente.
Lesión traqueal o del árbol bronquial. Esta lesión se
puede presentar como una rotura parcial o
completa de la vía aérea. El mecanismo de lesión
puede ser un traumatismo penetrante o contuso.
Desgarro diafragmático. El desgarro diafragmático se
puede dar por un impacto intenso en el abdomen,
secundario a un aumento brusco y súbito de la
presión intrabdominal, ocasionado, por ejemplo, por
una compresión con el cinturón de seguridad. Este
desgarro causará una herniación de los órganos
abdominales a la cavidad torácica. Suele darse más
frecuentemente en el lado izquierdo (el derecho está
protegido por el hígado). También puede presentarse
por traumatismos penetrantes por debajo del quinto
espacio intercostal.
Contusión pulmonar. Constituye una lesión
frecuente en los traumatismos torácicos de mediana
y gran intensidad. Es la principal causa de mortalidad
del traumatismo torácico. Después de un impacto
moderado o grave en la región torácica, se puede
producir una desestructuración de la arquitectura
alveolar con hemorragia intersticial y colapso
alveolar, lo que conlleva una alteración del
intercambio gaseoso.
Actuación de un paciente con
traumatismo torácico.
Por la ubicación del aparato respiratorio y de parte del sistema
circulatorio en el tórax, hay que estar pendientes de las
alteraciones en la ventilación y de la situación hemodinámica
del paciente. Al acercarse al usuario, hay que hacerse una idea
del mecanismo lesional, a lo que contribuye la información que
se puede obtener de los testigos. De esta manera, se podrán
sospechar las lesiones que tenga el paciente.
Se comenzará realizando una valoración inicial. Se prestará atención a las alteraciones en la
ventilación (B) y circulación (C) del C-ABCDE. Se deben realizar las siguientes acciones:
Control de la hemorragia catastrófica mediante vendaje compresivo con agente hemostático o sin él.
Si la hemorragia se presenta en una extremidad y lo anterior no fuera suficiente, estaría indicado el
uso del torniquete.
Hay que asegurarse de que la vía aérea está y se mantiene permeable, siempre con control cervical: –
Si hay restos de alimento o de sangre en ella, hay que limpiarla. – Si el paciente estuviera
inconsciente, hay que mantenerla permeable con una cánula de Guedel. – Hay que colocar un collarín
cervical y mantener la fijación manual de la cabeza hasta la inmovilización definitiva con el
inmovilizador lateral.
Valoración de la ventilación, atendiendo a la frecuencia respiratoria y a la saturación de oxígeno: – Se
debe administrar oxígeno para mantener cifras de saturación de oxígeno por encima del 94 %. – En
los pacientes que están bradipneicos, se ha de dar soporte ventilatorio con bolsa mascarilla para
alcanzar las 10-12 respiraciones por minuto. – En los pacientes taquipneicos, se debe sospechar
hipoventilación, cuya causa habría que averiguar.
Para la valoración de la situación hemodinámica, se monitoriza al paciente: – Hay que asegurarse de
que tiene una adecuada perfusión periférica, para lo que se valora el pulso radial. – Se valora el
estado de perfusión tisular del paciente: se ve el aspecto de su piel, su color, su temperatura y el
relleno capilar.
Realización de una exploración neurológica detallada. Determinación de la Escala de Coma de
Glasgow: valoración del tamaño y la reactividad pupilar, valoración de la movilidad y sensibilidad en
las cuatro extremidades. Si es posible, se obtendrá una muestra para determinar la glucemia del
paciente.
En la exposición, se buscan lesiones que puedan comprometer la vida del paciente y que no se hayan
visto antes. Es importante valorar también la espalda.