La pérdida de la /-m/ final resultó en la confusión entre el
acusativo monte(m) y el ablativo monte en la tercera
declinación.
La confluencia de /ā/ y /ă/, junto con la
pérdida de la /-m/ final, hizo imposible la
distinción entre el nominativo mēnsa, el
acusativo mēnsăm (mēnsa) y el ablativo
(mēnsa).
La confusión de /ū/ y /ō/ huzo que no se
pudiese diferenciar el acusativo singular de la
segunda declinación (dominŭm) del ablativo
(dominō)
La convergencia de /i/ y /ē/ dio lugar a
la confusión entre la tercera declinación
del nominativo/acusativo plural (montēs)
y el genetivo singular (montĭs).