5. La Mente Ética

Este tipo de mente requiere para su desarrollo que el individuo tenga un pensamiento conceptual y abstracto sobre la función del trabajador y del ciudadano iniciándose la orientación ética en el hogar.
Esta mente transciende de los intereses personales hacía el modo en que los trabajadores y ciudadanos pueden contribuir a mejorar su entorno para colaborar en la construcción del mundo en el que les gustaría vivir.
Y al igual que con la mente respetuosa requiere de la capacidad de exigir a los demás un comportamiento ético pues como decía Molière: “Somos responsables no sólo de lo que hacemos, sino también de lo que no hacemos”.
Pero una mente ética también nos obliga a hacer un buen trabajo, es decir, aquel que encarna las tres E:
1. Exccelence, desde un punto de vista técnico.
2. Ethical, al tener un comportamiento responsable como trabajador.
3. Engagement, comprometido al estar las personas involucrada de manera significativa con lo que están haciendo y les resulta motivador.
Debemos educar e inspirar a los jóvenes para que deseen vivir en un mundo marcado por la integridad, guiado por el desinterés y para que estén dispuestos a asumir la responsabilidad de lograr este objetivo.
1. Para desarrollar esta mente, el buen ejemplo debe empezar por el hogar, las instituciones y otras figuras inspiradoras que modelen comportamientos positivos.

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