Modernidad y Sufrimiento: Algunos elementos para la comprensión de la significación cultural de la experiencia del sufrimiento II

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Resumen del texto: Modernidad y Sufrimiento: Algunos elementos para la comprensión de la significación cultural de la experiencia del sufrimiento. Autor: Daniela Thumala. Magíster en Antropología y Desarrollo, Universidad de Chile. Psicóloga, Universidad de Chile.
Mauricio González Vicencio
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la biología y la medicina buscarán las diferencias de las personas en su respuesta al dolor físico; la psicología y la psiquiatría se centrarán en las respuestas individuales frente al sufrimiento.preguntas y respuestas sobre el sufrimiento psicológico.Una pregunta que aparece como relevante es qué produce sufrimiento y cómo se responde y se enfrenta esta experiencia en una determinada cultura. Considerar esta pregunta desde una epistemología constructivista.construcción de la experiencia del sufrimiento. Desde una perspectiva cultural, resulta interesante explorar aquellos elementos que forman parte de nuestra cultura moderna occidental y que influyen en la forma de significar el sufrimiento y por lo tanto de construir esta experiencia y responder a ella.Le Breton (1999), la cual considera la perspectiva cultural en el proceso de significación de la experiencia, en este caso del sufrimiento. Desde su mirada, el sufrimiento puede ser entendido como la vivencia subjetiva de un evento que es percibido como doloroso, vivencia que se configura en un contexto social y cultural.la significación que hace la persona, si bien es íntima, está impregnada de materia social, cultural, relacional y es producto de una determinada educación, por lo que no es ajena al vínculo social (Le Breton, 1999).supuesto que el sufrimiento es una experiencia culturalmente condicionada, ¿Es posible afirmar que esta experiencia se ha visto afectada por la llegada de la modernidad?, ¿Existe una modernización del sufrimiento?. Si es así, ¿Cómo es el sufrimiento en la modernidad? ,¿De qué manera la modernidad influye en la construcción de la experiencia del sufrimiento?, ¿Qué elementos de la modernidad podrían determinar la construcción de esta experiencia? ¿Se sufre más o de manera diferente o por causas distintas hoy respecto de un pasado premoderno o tradicional?, ¿Es posible caracterizar un sufrimiento moderno?, ¿Cómo responden o enfrentan las personas el sufrimiento en el contexto de la modernidad?

el sufrimiento ha sido abordado por la Psicología Clínica y la Psiquiatría, básicamente en investigaciones relativas al ámbito de la psicopatología.Desde la perspectiva clínica, lo que interesa es poder realizar diagnósticos, estimar pronósticos y diseñar tratamientos para el alivio del sufrimiento de las personas considerando sus recursos psicológicos.al ser consecuentes con una epistemología constructivista que nos sitúa como constructores de nuestras experiencias, tenemos un poder sobre éstas, poder del que no somos conscientes.

Modernidad - Consideraciones previasReflexión sobre la relación que afirmo existe entre la modernidad, como una característica central de la cultura occidental, y el sufrimiento humano.¿qué es la modernidad?, lo primero a lo que se puede aludir, como señala Giddens (1994), es a los modos de vida y organización social que aparecen en Europa aproximadamente en el siglo XVII en adelante y cuya influencia los han convertido en prácticamente mundiales.Beck (1999) por ejemplo, distingue dos épocas de lo moderno: la modernidad industrial (siglo XIX fundamentalmente) y la modernidad reflexiva (actual). Describe a la modernidad reflexiva como aquella en que la sociedad se autoconfronta con las "consecuencias de la sociedad de riesgo que en el sistema de la sociedad industrial, y por medio de las normas de allí institucionalizadas, no pueden ser elaboradas y transformadas" (pp. 33, 34). La sociedad se vuelve reflexiva al tomarse a ella misma como tema y problema.la discusión de la que da cuenta Brünner (1999) respecto del término postmodernidad. Plantea que existe polémica en torno al uso de este concepto que intenta caracterizar lo nuevo de nuestra época. Según el autor, cada vez que en la historia se ha querido bautizar una nueva era para poder dar cuenta de ella, ha surgido un conflicto entre la comunidad de intérpretes.aparición de dos bandos: Los que creen estar describiendo una verdadera novedad y los que creen que no hay nada nuevo bajo el sol y, que en el mejor de los casos, "la realidad sólo parece diferente por haber cambiado de ropaje."Giddens (1995), usa el término modernidad tardía para referirse a la radicalización y universalización de las características centrales de la modernidad.Interesa mostrar cómo el sufrimiento, al ser una experiencia condicionada por la cultura, toma ciertas características que le son propias en el contexto de la modernidad. características que rigen los modos de vida en el mundo occidental y que pueden observarse ya desde los comienzos de la modernidad.

Características centrales de la modernidadPara Giddens (1995), es posible usar el término "modernidad" como un equivalente aproximado a la idea de "mundo industrializado"la forma en que se configuran las relaciones sociales en el contexto del uso de la fuerza física y la maquinaria en los procesos de producción. En relación a ello, aparecen como ejes importantes el capitalismo - entendido como un sistema "de producción de mercancías que comprende tanto a los mercados de productos competitivos como a la transformación en mercancía de la fuerza del trabajo" (p. 27) - y el Estado nacional, como un nuevo orden de relaciones sociales. La "sociedad" en la modernidad es, para Giddens (1995), el Estado nacional, el cual "en tanto entidad sociopolítica, contrasta fundamentalmente con la mayoría de los tipos del orden tradicional y nace sólo como parte de un sistema de un Estado nacional más amplio (que en la actualidad tiene un carácter mundial), posee formas muy específicas de territorialidad y capacidad de vigilancia y monopoliza eficazmente el control sobre los medios de coacción." (p. 27)las formas de vida que trajo la modernidad "arrasaron de una manera sin precedentes todas las modalidades tradicionales del orden social. Tanto en extensión como en intensidad, las transformaciones que ha acarreado la modernidad son más profundas que la mayoría de los tipos de cambio característicos de períodos anteriores. Extensivamente han servido para establecer formas de interconexión social que abarcan el globo terráqueo; intensivamente, han alterado algunas de las más íntimas y privadas características de nuestra cotidianeidad."(Giddens, 1994, p. 18).La complejización de los diferentes sistemas sociales impide pensar en la cultura, moderna occidental en este caso, como una sola unidad.la mixtura que observa en Latinoamérica entre modernidad y premodernidad. La intención de abordarla en este trabajo como una sola unidad al hablar de "modernidad" y no de "modernidades" se relaciona con su propósito: establecer una relación entre el sufrimiento y la modernidad occidental, a partir de sus características centrales que la distinguen como tal y que la diferencian de otros períodos históricos, sin hacer referencia al modo que ésta presenta en diferentes espacios particulares.De todas las características observables de la modernidad, Brünner (1999), destaca la globalización como una característica fundamental de este tiempo, la cual da cuenta de un capitalismo que se ha extendido por el planeta "envolviéndolo en la lógica de los mercados y las redes de información" (p. 11)Según el autor, una cultura "por necesidad descentrada, movible, sin arriba ni abajo, hecha de múltiples fragmentos y convergencias, sin izquierdas ni derechas, sin esencias, pluralista, autoreflexiva y muchas veces irónica respecto de sí misma." (p. 11)Para Giddens (1994), si puede afirmarse que estamos entrando en una etapa de postmodernidad, ello significa que el desarrollo social "nos está alejando de las instituciones de la modernidad y conduciéndonos hacia un nuevo y distinto tipo de organización social." (p. 52). Describe esta etapa como aquella en que hemos descubierto que nada puede saberse con certeza debido a que "los 'fundamentos' de la epistemología han demostrado no ser indefectibles, que la 'historia' está desprovista de teleología, consecuentemente ninguna noción de 'progreso' puede ser defendida convincentemente; y que se presenta una nueva agenda social y política con una creciente importancia de las preocupaciones ecológicas y quizás, en general, de nuevos movimientos sociales." (p. 52)La palabra deshacer es usada por Brünner como una forma de englobar términos actuales tales como: deconstrucción, desmitificación, discontinuidad, etc. Lo interesante es que tales términos aluden a un rechazo a elementos del mundo tradicional. Por otra parte existe una aceptación de las diferentes esferas culturales (de élite o de masas, seria o banal, pesada o liviana, etc.) Todas forman parte del espíritu de la época y son legítimas representaciones de ésta. (Brünner, 1999.) Se sabe que hay algo nuevo que nace (no se conoce bien qué) porque todo lo antiguo, moderno hasta ayer, se termina: fin de la historia, fin de la Razón, muerte de Dios, de la metafísica, de las Luces, de la revolución, de las utopías. (Brünner 1999)Es interesante, y no poco inquietante, observar cómo lo que aparecía como una promesa de la modernidad - el entierro de la religión y de la metafísica para dar paso a la ciencia como fuente de verdad - para Brünner (1999) dio resultados contrarios. para Giddens (1995), la modernidad corresponde a un orden postradicional en el que la seguridad de las tradiciones o costumbres no ha podido ser remplazada por la certidumbre del conocimiento racional. En la modernidad el hombre vive en la duda radical, todo conocimiento es hipotético, puede ser cuestionado a la luz de nuevos descubrimientos, todo es tentativo, no hay verdades absolutas. Si se buscó en Occidente reemplazar los dogmas pre- establecidos, en la modernidad lo que tenemos es la institucionalización de la duda.No sólo nos enfrentamos a la pérdida de certidumbre, Beck (1999), señala al riesgo como un elemento central en la comprensión de la modernidad. Plantea que la producción de riqueza va acompañada de la producción social de riesgos.Se trata de riesgos que son consecuencia del desarrollo técnico y económico de la modernidad. ...a diferencia de épocas anteriores los riesgos son de problemas globales de amenaza para toda la humanidad, muchos de ellos incalculables e impredecibles, como la fisión nuclear o el almacenamiento de basura atómica.La modernidad ha traído la inevitabilidad de vivir con peligros de alta intensidad que amenazan la vida de grandes poblaciones y que están alejados del control de las personas e instituciones. Giddens (1995), describe el mundo en la modernidad tardía como apocalíptico, no por encaminarse inevitablemente hacia la catástrofe, sino porque implica riesgos a los que las generaciones anteriores no tuvieron que enfrentarse. Castells (1999), por ejemplo, refiere cómo la globalización ha socavado la autonomía y el poder en la toma de decisiones del Estado - nación, lo cual unido a la globalización de delitos, como el lavado de dinero, por ejemplo, da como resultado el tráfico de drogas, de armas, de materiales radioactivos, de órganos humanos, de seres humanos, de asesinos de alquiler y de todo aquello que resulte rentable....también señala que la posibilidad de desastres ecológicos, asociados al fomento de la producción, es un riesgo moderno así como el de una destrucción masiva de la humanidad en una guerra nuclear.El riesgo en la modernidad está básicamente ligado a incertidumbres generadas por el propio hombre. "La percepción de riesgo es provocada (...) por la propia capacidad de intervención humana en la sociedad y en la naturaleza (...) Así, mientras los temores de ayer, hace mil años, nacían de las calamidades y la impotencia del conocimiento, los miedos de hoy, en cambio, son los del capitalismo tardío, de la alta modernidad, de una civilización dominada por el conocimiento y la comunicación." (Brünner, 1999, pp. 38, 39)....como señala Beck (1998), los bosques, por ejemplo, están muriendo desde hace muchos siglos, pero la muerte actual sucede de manera global, como una consecuencia implícita de la industrialización. "los riesgos de hoy difieren de los de la Edad Media (que a menudo se les parecen exteriormente) por la globalidad de su amenaza (seres humanos, animales, plantas) y por sus causas modernas. Son riesgos de la modernización. Giddens (1995), también por su parte señala que aún cuando la propia modernidad ha reducido un conjunto de riesgos, al mismo tiempo ha producido y se enfrenta a otros que no se conocían antes. Lo importante es que el concepto de riesgo resulta fundamental para la forma en que se organiza el mundo social. En la modernidad, el futuro es traído permanentemente al presente, como si se colonizara un territorio en el que la evaluación de los riesgos y probabilidades de concreción de los propios proyectos es central. Esta evaluación de riesgos se presenta en un contexto en el que las instituciones presentan características muy diferentes a todas las formas de orden social anteriores, básicamente "por su dinamismo, el grado en que desestiman los usos y costumbres tradicionales y su impacto general." (p. 9). En este sentido, para Giddens una de las características más evidentes de la modernidad es su carácter "desbocado": tanto la velocidad de los cambios sociales como sus metas y profundidad con que se ven afectadas las prácticas sociales difieren a las prácticas y comportamientos antes existentes. Este dinamismo implica que la mayoría de las formas de evaluación de riesgos esté sujeta a una gran cantidad de imponderables. Así, estamos insertos en un devenir que tiene consecuencias inesperadas y, tal como refiere Brünner (1999), la modernidad ha sido una cadena ininterrumpida de cambios en una dirección que no controlamos.

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un aspecto que vale la pena destacar es que en las definiciones de lo que constituye riesgo "se rompe el monopolio de la racionalidad de las ciencias" (Beck, 1998, pp. 35). Por más que intenten los científicos una objetividad en lo que respecta a los riesgos, siempre quedan expuestos a expectativas y valoraciones sociales y que por lo tanto les están dadas, como por ejemplo, ¿cuáles son los límites entre los daños aceptables y los no aceptables?. La pretensión de racionalidad de las ciencias de conocer objetivamente el contenido del riesgo se ve permanentemente debilitada. No hay una respuesta certera.el hombre ha reducido un gran número de riesgos pero a la vez ha generado otros nuevos, en el que la razón y la ciencia iban a ofrecer certezas y en cambio han llegado de la mano con la incertidumbre, el hombre es concebido como un ser libre y por lo tanto responsable, en gran medida, de su suerte.la modernidad sitúa al individuo como responsable de evaluar las posibilidades y riesgos de las elecciones que toma para su vida futura. Hay pocas situaciones en que una decisión sobre lo que se ha de hacer queda en manos de alguien definido como un experto.la información de la persona o sistema experto ayuda en la evaluación de los riesgos, pero quien lleva la responsabilidad de la decisión es el individuo afectado por éstos (Giddens, 1995). El fracaso personal, la responsabilidad por la propia tragedia, es propio de la modernidad, no caracteriza a la cultura premoderna o tradicional en la que la libertad personal se ve reducida por la idea de destino o por un mayor sentido de trascendencia. Junto a la incertidumbre, riesgos y falta de certezas se observa en la actualidad según Brünner (1999) el fin de los grandes relatos. Nuestra actualidad se caracteriza por la idea de que ya no se puede echar mano a aquellos conceptos que articularon el proyecto de la modernidad, tales como: progreso, racionalización, desarrollo, ciencia. Se observa en cambio, lo minoritario, lo fragmentado, lo diferente, es decir, lo que resta de la deconstrucción.El clima de la modernidad es, para Brünner (1999), la falta de un sentido. El fin de los grandes relatos, la falta de cabida para la pretensión totalizante de la razón, va de la mano con un espíritu que concibe el mundo como una infinita red de interpretaciones y micronarraciones.Se liga a ello, una falta de sentido de futuro. Se observa un rechazo a significar los acontecimientos o, a la inversa, una tendencia a significar cualquier cosa. Hay una falta de perspectiva, hay intrascendencia y valoración de lo vulgar más que de la distinción, se desconfía de la verdad y se ironiza en vez de creer, "(...) una modernidad que acepta la pérdida de sentido, de valores y de realidad con una jovial osadía..." (p. 54)en la modernidad hay una pérdida de la presencia de una autoridad a quién referir la incertidumbre de la vida . En el mundo tradicional, una institución específica de autoridad que destacaba era la religión.Si bien la autoridad religiosa no eliminaba la incertidumbre de la vida en lo cotidiano, daba una respuesta a lo que estaba fuera del control humano. En la modernidad, también existen sistemas de autoridad entre los que se encuentra la religión pero, la diferencia fundamental con el mundo tradicional está en que en la actualidad las formas tradicionales de autoridad son hoy una forma de autoridad más entre otras.Los sistemas expertos constituyen autoridades en la modernidad pero, están lejos de la posibilidad de ofrecer certezas absolutas. ...no se vive en la cotidianeidad bajo una permanente sensación de incertidumbre o duda constante, éstas se resuelven mediante una mezcla de rutina y entrega a un cierto tipo de estilo de vida, que contempla la evaluación de ciertos riesgos y determinados sistemas expertos. (Giddens, 1995), pero que es resuelto por el individuo y no por una única autoridad.Beck (1999), afirma que la sociedad moderna, así como vive de los recursos naturales que ha consumido y destruido, también consume sus propios recursos morales, los que tampoco es capaz de reponer. Para Brünner (1999), las esferas de valor, al pasar a formar parte del ámbito de lo interpretable en cuanto a sus significados, se transforman en algo lábil dando lugar a "culturas pluralistas, des - tradicionalizadas, hiper - críticas y sub - realistas." (p. 22).El fin de los grandes relatos parece poner fin, también, a los discursos morales. Para el autor, el hecho de descubrir que nuestros sistemas de valores son producciones humanas, puede ligarse a una suerte de incertidumbre moral la que constituiría una de las raíces profundas y poco visibles de las sensaciones de miedo y angustia de la posmodernidad. destaca Brünner (1999), que resulta útil para una reflexión respecto de la moral en la modernidad tardía es el individualismo. Como tal, saca a la persona de un mundo de significados que comparte con otros situándolo en uno en el que predominan las elecciones personales. El sujeto se vuelca sobre sí mismo.El aumento infinito de opciones, producto de la expansión del mercado, orienta a la persona a la adquisición de satisfacciones de toda clase de fantasías por medio del mercado. De esta forma, se instala, valida y refuerza un estilo de vida hedonista.ejemplo de la generalización de la búsqueda de satisfacciones a través del consumo puede observarse en el comportamiento sexual.Para Brünner (1999), el aumento de la mercantilización del mundo se ha visto asociado a una disolución de las ligaduras que vinculan a las personas con su propia cultura.No se participa en ellas por una elección propia, por ejemplo a la familia, a una determinada clase social, a una religión, a un género. Del mismo modo, estas ligaduras tienen que ver con tradiciones, pautas de comportamiento, convenciones y ritos de un determinado grupo.Socializan en una determinada orientación cultural y ayudan a definir el carácter de una persona. Otorgan seguridad y certidumbre a la estructura normativa de una sociedad. Por el contrario, la noción de un universo pluralista, con múltiples posibilidades de elección, crea un marco referencial nuevo, diferente. Las relaciones deben ser inventadas, convenidas y mantenidas sin el apoyo de estructuras externas que las soporten. No es la tradición la que regula sino un compromiso personal.Las ligaduras salen del campo orgánico de la sociedad. Pierden su referencia jerárquica a la tradición, la naturaleza o Dios. Ellas mismas devienen objeto de intervención experta. Es el momento de auge de las 'relaciones humanas', de la introspección y del ego - centrismo" (Brünner, 1999, p. 76). Como resultado, las relaciones se tornan más frágiles, intercambiables y de mayor flexibilidad adaptativa en una sociedad de cambios y variadas opciones.los cambios observables en el ámbito de las relaciones humanas, Castells (1999), realiza una extensa y clara descripción de lo que él llama "El fin del patriarcado". Entiende al patriarcado como una estructura básica de las sociedades contemporáneas, caracterizada por la autoridad de los hombres sobre las mujeres y sus hijos al interior de la familia.para Castells (1999), un fenómeno irreversible y constituye una revolución importante, ya que llega a la raíz de la sociedad y al núcleo de lo que somos. Afirma que el fin del patriarcado se debe principalmente a la combinación de cuatro elementos: la apertura de oportunidades de educación para las mujeres, el control de la reproducción, el desarrollo del movimiento feminista y la rápida difusión de ideas en la cultura globalizada. (1) Cada uno de estos elementos ha influido en que actualmente la familia patriarcal esté en crisis.Para Castells (1999) "La disolución de los hogares de las parejas casadas, por divorcio o separación, es un primer indicador de desafección a un modelo de familia que se basaba en el compromiso, a largo plazo de sus miembros." (p. 163).La frecuencia de las crisis matrimoniales y la dificultad para compatibilizar el matrimonio con el trabajo se asocia otras tendencias: el retraso en la edad para la formación de pareja y matrimonio, la convivencia sin matrimonio - lo que debilita la autoridad patriarcal al no establecerse la relación bajo un marco legal (2) -, la variedad creciente de estructuras de hogares, equivalentes a lo que Beck (1999), señala como una "creciente pluralidad de situaciones".Para Castells (1999), es así como en la mayoría de los países desarrollados la familia patriarcal está transformándose en una forma de vida minoritaria. ligado a la aparición de cada vez más alternativas que son aceptadas como formas de asociación entre las personas para compartir su vida y criar a los hijos. No se trataría de la desaparición de la familia, sino de su diversificación y cambio en la autoridad que tradicionalmente la regía.Sin embargo, frente al fenómeno de crisis de la familia patriarcal, no ha surgido una sola alternativa, la regla es la diversidad de modos de vida. En este contexto, resulta interesante que los modos de organizarse dentro de la familia (distribución de roles y responsabilidades), al no ajustarse a la tradición, pasan a ser otro espacio de elección y negociación de los intereses de las partes, lo que aumenta la complejidad de las relaciones al interior del grupo familiar.Giddens (1995) señala que la mayor posibilidad de elecciones ofrece una oportunidad de expresión que faltaba en los medios más tradicionales, pero, al mismo tiempo, las relaciones resultan en cierto sentido más arriesgadas y peligrosas.Es la intimidad de los individuos, su vida diaria, la que toma características particulares en la modernidad y por ello también sus experiencias de sufrimiento.

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La Persona en la Modernidad:Para Giddens (1995), es posible observar cómo en la modernidad aparece una interconexión entre dos extremos, por un lado las influencias globalizadoras y por otro las disposiciones personales. Los cambios provocados por las instituciones modernas se "entretejen", como señala el autor, con la vida personal y por lo tanto con la identidad individual o el "yo".La mundialización y la transformación en la identidad del yo, que a continuación se describe, son, para Giddens (1995), dos polos relacionados, entre lo local y lo universal en la modernidad reciente.En un contexto de riesgo e incertidumbre y en el que la tradición ha venido perdiendo poder como instancia normativa o reguladora de la propia identidad, el individuo se ve enfrentado a tener que estructurar cada vez más por sí mismo una forma de ser, una manera de concebirse y a darle, además, un sentido a su vida que no viene dado.para Giddens (1995), el desarrollo del yo se convierte en la modernidad en un tarea refleja. Ello consiste en la mantención de una biografía coherente, que constantemente es revisada y que ocurre en un contexto de múltiple elección. En épocas premodernas, los momentos de transición o cambio de las vidas individuales (los que siempre requieren de una reorganización psicológica) eran resueltos a través de "ritos de paso". En estas sociedades, en las que las cosas se mantenían más o menos de la misma forma generación tras generación en el ámbito de lo colectivo, los cambios en la identidad individual estaban claramente definidos y marcados (por ejemplo el paso de la adolescencia a la vida adulta). En la modernidad sin embargo, los cambios en la identidad del yo deben ser explorados y construidos como parte de un proceso reflejo, con el propósito de vincular el cambio individual con el medio social.en la modernidad la noción de un "estilo de vida" adquiere especial importancia: Giddens (1995) entiende por "estilo de vida " un conjunto de prácticas más o menos integrado que una persona adopta no sólo motivado por necesidades de tipo pragmáticas, sino porque dan una coherencia a la identidad el yo. Sostiene que la planificación de la vida, al ser organizada de manera refleja, presupone una ponderación de riesgos que es sopesada por el contacto con el conocimiento de los expertos, lo que constituye un comportamiento característico del proceso de estructuración de propia identidad. La pregunta referida al cómo se ha de vivir no sólo puede implicar un cuestionamiento sobre el sentido de la propia vida, sino decisiones diarias respecto a cómo comportarse, qué comer, qué vestir, etc., durante el tiempo. La elección pasa a ser parte de la actividad cotidiana de los individuos. Es claro que no existe ni ha existido una cultura en que haya eliminado todas las elecciones de la vida diaria, sin embargo la tradición o los hábitos establecidos ordenaban la vida dentro de ciertos márgenes relativamente impuestos. En la modernidad, el individuo está frente a una compleja diversidad de opciones y al carecer ésta de un carácter impositivo, ofrece poca ayuda respecto a qué opciones conviene tomar.Al respecto Beck (1999), describe cómo en la actualidad lo que antes era resuelto en el contexto de la familia, de la comunidad aldeana o dentro de la propia clase o grupo social, hoy debe ser resuelto por el propio individuo al que se le exige "que sea él quien domine la inseguridad" (Beck, 1998, p. 200) (3). Afirma además: "Estas 'riesgosas libertades' son imputadas ahora a los individuos sin que éstos, sobre la base de la extrema complejidad de la sociedad moderna, estén en condiciones de tomar las inevitables decisiones de manera responsable, esto es, considerando las posibles consecuencias" (p. 36).

El hecho de "tener que elegir" un estilo de vida toma un lugar central en este contexto. Elección en la que es imposible no participar.Todas estas elecciones son relativas no sólo a cómo actuar, sino también a quién ser. Mientras más postradicionales sean las características de la sociedad en la que se encuentra el individuo, más importancia tendrá el estilo de vida en el núcleo mismo de la identidad del yo....las variaciones de estilos de vida que se observan entre diferentes grupos son el resultado muchas de las veces de la estratificación social.En la modernidad surgen tendencias individualizadoras que impulsan a los individuos, en aras de la propia supervivencia, a hacer de sí mismos el centro de sus propios planes y estilo de vida.Beck (1998), la agudización y la individualización de las desigualdades sociales se entremezclan y una de sus consecuencias es que los problemas del sistema social son significados como fracaso personal. En este contexto, sostiene que se vuelven necesarias para la vida la adquisición de nuevas capacidades, tales como la capacidad de anticipar peligros así como de soportarlos. Para Beck (1998), la capacidad para tratar con la incertidumbre y con el miedo se convierte en lo que llama una "cualificación civilizatoria clave", por lo que la formación de ella se convierte en una importante tarea para las instituciones formadoras.Junto a esta tendencia individualizadora, en la modernidad ocurre lo que Giddens (1995) llama una transformación de la intimidad. Este fenómeno, al igual que la identidad del yo, también se constituye como una tarea refleja en el sentido que adopta sus propias formas de organización interna.Aparece la "relación pura" como algo que caracteriza las relaciones personales. En la relación pura, han desaparecido los criterios externos, ella existe por la sola recompensa de tenerla. Brünner (1999), también alude a el concepto de relación pura para describir a aquellas relaciones postradicionales o postnormativas. Para Giddens (1995), en estas relaciones la confianza es lo que las sostiene, noción que por definición no se ancla en criterios externos tales como el parentesco, por ejemplo, y sólo puede activarse en un proceso de apertura por las diferentes partes involucradas. Si antes la tradición y las costumbres otorgaban seguridad al individuo, hoy, la noción de confianza en las relaciones y en los sistemas abstractos pasa a ocupar su lugar. A partir de lo descrito, se puede comprender que la noción de confianza ocupe un lugar significativo en el desarrollo de la personalidad del individuo, más aun en las circunstancias de incertidumbre y riesgo de la modernidad. Por ello, las primeras etapas de vida del individuo son fundamentales en la adquisición de la sensación de confianza, la que resultará fundamental para enfrentar las amenazas que se le presentarán durante su vida, " (...) la confianza es el fundamento de una 'coraza protectora' siempre dispuesta a defender al yo en sus relaciones con la realidad de cada día". (Giddens, 1995, p. 11).La confianza no sólo será un elemento constitutivo de las relaciones, será también aquello que nos ayuda a sobreponernos a los sentimientos de angustia y miedo propios de este tiempo. La experiencia, por una parte, de grandes ámbitos de seguridad se contrapone a la conciencia en el individuo, en menor o mayor grado, de duda, incertidumbre y riesgo. De acuerdo con Giddens (1995), la duda radical se introduce en la vida cotidiana, al menos como un telón de fondo.Globalización y modernidad actual o postmodernidad, como señala Brünner (1999), son dos fenómenos de los que difícilmente alguien puede quedar al margen.la globalización relativiza todo lo que toca en su movimiento expansivo, desde la metafísica hasta la música; la postmodernidad, por su parte, tiene su origen en la auto - conciencia de ese relativismo cultural." (p. 12). Así globalización y desarrollo de la propia identidad se "entretejen", como señala Giddens. En este tiempo de riesgos e incertidumbre, el individuo requiere, en mayor o menor grado, armarse a sí mismo sólo, compartiendo espacios de intimidad que no vienen dados ni garantizados, que también debe construir. Debe elegir, es paradójicamente forzado a ser libre y cualquier fracaso es entendido como un fracaso personal, individual.es posible desprender de ella aspectos que se ciernen amenazantes sobre los individuos y cuya respuesta los aproxima a nuevas formas de enfrentar el sufrimiento. El hombre moderno ha tenido que enfrentar en lo más íntimo de su existencia el sufrimiento personal y, en el contexto de la modernidad, tanto las fuentes de sufrimiento, la forma de experimentarlo y por ello de enfrentarlo, tienen características que le son propias.

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